Viajes emocionales en tres dimensiones

Viajes emocionales en tres dimensiones
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Le llamó “cuerdas” porque en cuerdas se convirtieron los brazos de su hija cuando conoció a su hermano, afectado por una parálisis cerebral, y se las ingenió para interactuar con él. Le ponía hasta rulos y en ningún momento, su padre sintió eso que llaman celos porque se trataba de ponerle cuerdas al pequeño Nico. Esas imágenes se le quedaron grabadas y salió un cortometraje que hoy suma 60 millones de visionados en las redes sociales y un Goya de bronce en la estantería. 
Su director Pedro Solís se pasó ayer por Mundos Digitales para hablar de cómo su criatura llegó a donde llegó, algo que desconoce porque nadie sabe la clave del éxito, pero sí la del fracaso, que es “no darlo todo”. Solí confiesa que en “Cuerdas” no escatimó un esfuerzo, “no sé si para bien o para mal”. El caso es que la historia es también el guión de un cuento y, al final, el corto se independizó igual que un hijo, que es lo que espera el director cuando se pone manos a la obra: “Haces todo lo posible para que ese hijo se haga libre y cuando lo consigues, ves cómo viene a comer los fines de semana”. Así es como “Cuerdas” se puso alas antes de convertirse en un tema viral y justo después de levantar la estatuilla: “Al día siguiente de los Goya un académico se puso en contacto conmigo para decirme que se podía hacer un cuento”. 
Solís volvió entonces a enfrentarse a la emotividad, que es la condición indispensable para que salga la inspiración de su chistera: “Admiro a la gente que es capaz de hacer obras que no tienen nada que ver con ellos”. Él solo sabe atender a lo que siente. Lo convierte en ficción, que es al mismo tiempo, realidad, porque el protagonista de “Cuerdas” es Nico con sus manos singulares y los dientecitos rotos: “Lo he tenido muy fácil”. El experto explicó en el festival que su criatura sigue creciendo y Solís lleva un tiempo macerando una idea que sale del corto y sitúa a María en el orfanato y va hasta el porqué. El creador no sabe si saldrá algo de ahí, pero tampoco le importa. 
Solo se plantea su trabajo como un disfrute personal. Lo sustituye a la barra de un bar, donde estarían otros en su lugar para quejarse de la mala suerte. Sin embargo, Pedro descarga su ira a través de la creatividad, que le lleva a regalar emociones a los espectadores. Hoy, muchos de ellos se sienten identificados y en este sentido, Solís asegura que “estoy desbordado”. Por los que le preguntan para cuándo llegará el corto a Méjico o los que le envían fotos de sus hijos. 
Para el director, el impacto que tiene “Cuerdas” entre el público “es otro regalo”. En ningún momento, lo pretendió, “no me considero abanderado de nada”, pero “a veces sucede”. 
La jornada de clausura de Mundos Digitales se despidió con los creadores de “Juego de Tronos” y “El Ministerio del Tiempo”, con la ceremonia de los premios 3DAwards y la presencia de un hombre con varita mágica, capaz de convertir sus obras en viajes emocionales porque “el pelo en 3D no es el que va a emocionar”. Es la historia. Y la historia sigue primando en su baraja. 
Por otra parte, con el cuento, los lectores de “Cuerdas” donan un 15% de su precio a la asociación Nipace (Niños con Parálisis Cerebral), donde Nico va a fisioterapia. En plena crisis de valores, Solís no se queja de que la  ayuda que recibe para Nico sea grande o pequeña porque siempre hay gente que está mucho peor. Se queja del que aparca en una plaza de minusválidos sin serlo y sin pensar en nada más.

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