Veinte años siendo el único centro privado terapéutico gallego de trastornos alimentarios

Veinte años siendo  el único centro privado terapéutico gallego de trastornos alimentarios
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En el local de ABAC (Asociación de Bulímicos y Anórexicos de A Coruña) no se escucha la palabra “engordar”. Tampoco “adelgazar” y la vida no se mide por tallas, sino por salud y hábitos que permiten al individuo recobrar la autoestima y las ganas de seguir. El colectivo es el único centro terapéutico privado que trata trastornos alimentarios de forma integral en toda Galicia. En Vigo y Santiago hay otros dos, pero con distinto dispositivo. Por su parte, el Chus dispone de una unidad especial para estos enfermos, la UDAL. En octubre cumplirán 20 años luchando por recuperar a pacientes en sus instalaciones del Barrio de las Flores, a las que llegan personas de otras provincias como  León. 
Su directora, Fátima Pérez, señala que en su propósito de reconducir a la gente trabajan dos psicólogos, un psiquiatra, un nutricionista, educadores sociales y terapeutas, que van interviniendo en las distintas fases. A la merienda, donde les ayudan a enfrentarse a la comida, y en su ocio y tiempo libre. El suyo es un tratamiento a la carta, que comienza en la cita de valoración, cuando los terapeutas establecen las necesidades de cada caso. Abac también ofrece un asesoramiento nutricional a la ciudadanía que evite problemas en individuos que se dejan llevar por los consejos de dietistas no titulados y métodos “que les hacen un flaco favor a los que tienen predisposición a tener anorexia”. 
Aunque la experta reconoce que la sociedad está despertando y que los cánones de belleza empiezan a esquivar la talla 34: “No es real y sí se está dando una vuelta al tema”, en esto “no toda la culpa la tienen los roles o los ideales”. Tampoco la mala educación de los padres. Hay múltiples razones para sufrir la enfermedad y en todo este tiempo, han visto cómo los hombres dan el paso y entran por la puerta. Aún así, “la proporción es de uno frente a nueve mujeres”. 
En la actualidad, son seis los pacientes varones y en este sentido, la directora afirma que ellos tienen más facilidad para caer en la vigorexia. Sus síntomas se confirman con la ingesta abusiva de suplementos proteicos y el aumento desorbitado de ejercicio físico. El a, b y c de estos trastornos son la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón. Lo demás, cuenta la especialista, entra dentro de los no especificados. 
De la más joven con doce a la mayor de 60 años, desde el centro aseguran que la creencia de que uno tiene para siempre anorexia es falsa. La curación 100% no existe porque hay casos que se resisten, pero depende de uno ponerle el punto y final.

Veinte años siendo el único centro privado terapéutico gallego de trastornos alimentarios

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