Los vecinos del Orzán temen que el botellón se mude a la calle Vista

Los vecinos del Orzán temen que el botellón se mude a la calle Vista
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Esta noche, los jardines de Méndez Núñez acogerán lo que podría ser el último botellón que se celebra allí antes de la declaración de Zona de Especial Protección (ZEP)  por parte del Ayuntamiento. Lo que ocurrirá después no está claro, aunque la propia alcaldesa, Inés Rey, reconoció, al presentar la iniciativa, que ella misma no cree que baste para acabar con el botellón. Tampoco los vecinos del Orzán lo creen, pero ellos tienen mucho más claro lo que va a ocurrir. “Todos esos jóvenes se van a venir a la calle Vista”, aseguran desde la asociación Ensenada del Orzán. 

Dicha asociación lleva protagonizando una intensa campaña contra lo que consideran un botellón que se celebra los fines de semana en esta estrecha calle peatonal, situada entre San Andrés y el Orzán. Los jóvenes se apostan en los portales más cercanos a los locales de ocio nocturno para   apurar la bebida que ellos mismos traen y disfrutar así del ambiente a un precio más económico. El resultado es muy molesto para los vecinos, que tienen que soportar como los jóvenes ebrios orinan en las estrechas calles aledañas, así como altos niveles de ruido. 

“Hace dos semanas, los sonómetros de la Policía Local captaron 50 decibelios de ruido en un dormitorio de la plaza de la Cormelana”, denuncian desde la asociación, donde aseguran que se trata de uno de los niveles de ruido más altos de los dos últimos años. La llegada de cientos de jóvenes expulsados de los jardines de Méndez Núñez solo podría empeorar la situación, que llevan denunciando desde hace mucho tiempo sin que las medidas adoptadas les convenzan. 

Desde hace cinco años 
Por otro lado, la propia alcaldesa descartó que se nombrara ZEP la calle Vista y las vías aledañas, porque considera que la vigilancia realizada por la Policía Local en los locales de ocio nocturno ya es una medida suficiente .Algo con lo que no están de acuerdo los vecinos, que el año pasado le presentaron un completo informe de las quejas que tienen contra los locales. En el caso de la calle Vista, hace cinco o seis años que el fenómeno empezó y “la cosa va a más”. Desde la entidad vecinal explican que el problema no se limita a los fines de semana sino que a los jóvenes sedientos de fiestas y alcohol se les encuentra cinco días a la semana: “Los miércoles, los del Erasmus; los jueves, los universitarios, y los viernes y sábados, los coruñeses de siempre”.

De hecho, la entidad acusa al ocio nocturno de ser una de las causas de que el barrio no levante cabeza, a pesar de hallarse en pleno centro de la ciudad. La asociación recuerda que en el barrio residen 8.000 vecinos y exigen que se respete el derecho al descanso nocturno porque si no, este barrio “se va a continuar vaciando como lleva vaciándose 30 años. La mitad de los pisos de este barrio están vacíos”.

Los hosteleros 
En el lado contrario están los hosteleros, a los que también afecta el botellón y que consideran injustas las críticas de los vecinos. Aunque es cierto que las multas se han disparado por motivos como no respetar el horario de cierre, señalan que no es responsabilidad suya como se comporta la gente en la calle, y que la actividad hostelera es la que ha devuelto la vida a un barrio decadente desde hacía varios años.

Pero, y a pesar de las exigencias de ambos sectores, la Policía Local no puede hacer nada por impedir que un adulto beba en la calle, simplemente porque no es ilegal. De hecho, la mayor parte de las mulas en esa zona las reciben los propios hosteleros por permitir que sus clientes saquen a la vía pública los vasos. Pero la alcaldesa ha prometido mano dura para evitar que el fenómeno se propague por el centro: Si hay doce minibotellones habrá doce patrullas vigilándolos”.

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