Vecinos de Os Castros relacionan la llegada de realojados con el aumento de delitos

Vecinos de Os Castros relacionan la llegada de realojados con el aumento de delitos
los comerciantes de os castros coinciden en denunciar el aumento de billetes falsos quintana

Los comerciantes del tramo de la avenida de General Sanjurjo a su paso por Os Castros llevan sufriendo desde hace meses un aumento de la inseguridad, desde peleas delante de sus locales a pequeños robos. Pero, sobre todo, muchos de los propietarios de los negocios afirman haber sido víctimas de falsificadores de dinero. “Me ha venido gente con billetes de 20 o 50 euros que resultan ser falsos”, comentó un empresario. Otro reconoce que descubrió el engaño demasiado tarde: “Era un billete de 20 y no me di cuenta de que el tacto era diferente. No me servía para nada, así que lo tiré a la basura”.

Todos los comerciantes apuntan como responsables a los miembros de dos familias procedentes de Penamoa que han sido realojadas en lo que antes era un barrio tranquilo. Una de estas familias vive en la misma avenida del General Sanjurjo, y la otra, en la vecina calle de Francisco Vales Villamarín. Los primeros se instalaron a principios de año y los segundos, hace unos pocos meses.

Ante tantos casos de papel moneda falso, los comerciantes toman precauciones y se vuelven más recelosos. “Antes venían aquí a pedir cambio, pero yo ya no se lo doy”, comenta uno. También denuncian que tratan de cometer pequeños robos o hurtos al descuido, en muchos casos empleando a menores como señuelos. “A mí ya me lo intentaron hacer –explican en una tienda de comestibles– y a los niños ya los tienen enseñados para hacer lo mismo”.

 

Trapicheo

Pero la falsificación y los pequeños robos no son los únicos problemas que denuncian los vecinos. Varios de ellos aseguran que la pequeña calle peatonal de Claudio San Martín, que comunica a las de General Sanjurjo y la de Vales Villamarín, se ha convertido en un punto de trapicheo de drogas. “Yo he visto como tiraban desde la ventana drogas a la calle”, mantiene un joven. Estos sucesos han venido acompañados por una mayor presencia policial en la zona, según los residentes que afirman a ver visto agentes acudir en varias ocasiones.

Eso no ha impedido que la sensación de inseguridad de algunos vecinos haya aumentado hasta tal punto que Claudio San Martín, que tiene forma de pequeña plaza, se haya convertido en una zona vedada para los niños cuyos padres no quieren que jueguen en un lugar que ya no les parece seguro: “Yo mando al mío a Casablanca, porque no quiero que vaya jugando por ahí”.

Aunque los problemas comenzaron con la llegada de la primera familia de antiguos chabolistas de Penamoa, se agudizaron con la mudanza del segundo grupo con los que parece que su relación no es tan cordial como se esperaría de antiguos vecinos: “Se pegan en la calle todo el rato. Desde que llegué ya he visto varias peleas”, comenta un residente de General Sanjurjo, que se mudó a su nuevo domicilio hace solo un mes. Es un problema que ya se ha dado en otros lugares donde se ha realojado a estas familias como Meicende, que de repente se han convertido en un foco de trifulcas.

Que se sepa, ningún residente ha sido agredido por los nuevos vecinos, pero muchos reconocen sentirse intimidados por la forma en la que se comportan. “Como la gente sabe como son, prefiere no decirles nada y dejarles hacer”, asegura un joven. El resultado es que los exchabolistas se adueñan de la calle. n

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