Vecinos de As Rañas sufren continuos derrumbes por las obras viarias y la falta de ayudas

No quieren recibir más de lo debido, solo lo que se les había prometido y lo que, a su juicio, les corresponde. Eso es lo que aseguran los residentes del poblado de As Rañas, mientras denuncian que la imposibilidad de reparar sus viviendas las ha hecho totalmente vulnerables a las voladuras de las obras de la Tercera Ronda. Los vecinos señalan que tales reparaciones estaban contempladas en un plan de rehabilitación integral diseñado por el anterior gobierno local en 2007.

El proyecto, que tutelaba la Concejalía de Servicios Sociales, había previsto la rehabilitación de las 19 viviendas prefabricadas que componen el poblado, la urbanización de toda la zona y la recuperación de espacios para favorecer la convivencia. Según especificó el gobierno municipal en su momento, el plazo de ejecución del plan era de año y medio y contaba con un presupuesto inicial de 300.000 euros.

Pero cinco años después, la realidad es que los vecinos siguen esperando a que se finalice el plan, del que solo se ha ejecutado un 15%, es decir, tres viviendas arregladas. Las otras 16 permanecen con las paredes de ladrillo al descubierto y, en muchos casos, sin techar.

“Tuvimos que poner nosotros los tejados porque nos entraba el agua, pero hay gente que duerme casi en la calle”, explica Antonio Gabarri, miembro del clan familiar que ocupa la zona y que está compuesto por unas 80 personas. Gabarri muestra su decepción con la administración local por el incumplimiento de los compromisos que había adquirido con el poblado: “Javier Losada nos dijo que nos iban a dar un diploma de albañilería por construir nuestras casas, pero de momento aquí no mandaron nada”.

Los vecinos insisten, además, en que las continuas obras, primero de la línea de alta velocidad y ahora de la Tercera Ronda, aumentan los desperfectos en todas las casas que corren el riesgo de derrumbarse sobre sus habitantes. “Ya se nos cayó una casa por culpa del AVE y ahora con las explosiones de la Tercera Ronda hay derrumbes por todos lados”, afirma Esther Gabarri.

invasión de roedores

Las grietas no son la única consecuencia de las obras, pues la demolición de algunos inmuebles contiguos al poblado ha provocado, según sus moradores, una invasión de roedores. “Dos casas que echaron a bajo tenían un pozo negro y se ve que las ratas que andaban por allí se escaparon”, explica otro de los Gabarri-Borja. “En 23 años que llevamos aquí viviendo no había habido una sola rata en las casas”, puntualiza este vecino. n