Un vecino de Elviña lleva ocho años en lucha para que su edificio cumpla las normas antiincendios

Un vecino de Elviña lleva ocho años en lucha para que su edificio  cumpla las normas antiincendios
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José Gómez lleva cerca de ocho años inmerso en una cruzada particular por la seguridad del edificio en el que vive, un bloque de viviendas situado en los números 1, 3 y 5 de la calle de Alexander Von Humboldt.  Todas las salidas de emergencia, asi como las claraboyas de los patios de luces, se encuentran cerradas con llave, lo que en su opinión, condenaría a los vecinos a una “muerte segura por asfixia” en caso de incendio. El problema es que parece que a Gómez es al único al que parece importarle: “Es típico de este país. Nadie hace nada porque nunca pasa nada. Hasta que pasa” .
El edificio de la segunda fase de Elviña está gestionado por una junta formada por los 60 propietarios pero su administrador tampoco ha hecho caso de las advertencias del vecino, preocupado por la seguridad de su familia y la suya propia en caso de que se declarara un incendio.  Así que en junio de 2006 pidió al servicio técnico de los bomberos que realizaran un informe al respecto, y efectivamente, en él incluyeron las medidas necesarios para adaptar el edifico al plan de emergencia y autoprotección.
En 2009, cursó una solicitud en un impreso oficial del Ayuntamiento consiguió que el problema llegase al pleno municipal de la mano del entonces portavoz del grupo del PP, Carlos Negreira, y de los concejales Julio Flores, y Francisco Mourelo.  
Sin embargo, la comunidad no hizo nada al respecto, así que  Gómez envió en 2010 un correo electrónico al entonces alcalde, Javier Losada, informándole del incumplimiento. Además, hacía hincapié en que en el techo del bloque, bajo una cubierta diáfana, se podía acceder a unas puertas de salida de emergencia, cada una correspondiente a uno d elos tres portales del edificio, de manera que se podía escapar del humo y las llaves saliendo por uno de los otro dos portales. Sin embargo, los candados convertían la zona en una trampa mortal.
Ya con Negreira como alcalde, en octubre del año pasado, Gómez volvió a enviar una solicitud y recibió la respuesta firmada por el director de Urbanismo, César de Jesús Otero, que le anunciaba la visita de un bombero para que inspeccionara el estado del inmueble y redactara un nuevo informe.

lista de deficiencias
Efectivamente, al mes siguiente recibió la visita de un técnico de prevención que comprobó el porta número 3, como recalca el propio Gómez, sin revisar el 1 y el 5. Él ejerció de guía durante la visita y le indicó el problema que suponían no solo las cerraduras que bloqueaban las salidas de emergencias, sino que no había extintores, ni plano luminiscente con la dirección que seguir en caso de evacuación.
El preocupado vecino le habló también de luces con cristales rotos, y cables de tensión sin cubierta, pero el téncico se marchó sin inspeccionar la azotea, que era lo que más preocupa al decepcionado Gómez. A pesar de que le dijo que podían pedir las llaves a la presidenta de la comunidad, el bombero aseguró que ya tenía todo lo que necesitaba para redactar su informe.
El resultado fue un documento en el que aconsejaba revistar el estado de las claraboyas, que aparecían oxidadas y con riesgo de desprenderse, así como retirar los candados. Pero además, el bombero observó que las puertas de las escaleras no eran resistentes al fuego y que no estaban debidamente compartimentadas, y que no existía un sistema de ventilación, de manera que todo el humo del incendio podía propagarse por el edificio, y no habíaa alarma de incendios.
Tras tantos desvelos, la única medida que tomó la junta de propietarios fue cambiar las cerraduras por otras que podían abrirse con la llave del portal para volver a cambiarla en diciembre del año pasado por cerraduras de los que los propietarios tienen las llaves. “Esto puede ser como el edificio Arena, en Madrid”,  se lamenta Gómez. Pero las autoridades señalan que no se pude obligar a la comunidad a adoptar ninguna medida. n

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