Usuarios del Matadero se quejan por el efecto de las mareas sobre la arena

La playa del Matadero muestra estos días los resultados de la mar de fondo de la semana pasada, cuando se decretó durante dos jornadas seguidas la alerta naranja debido a las olas de cerca de cinco metros de alto que se registraron. Las ondas se llevaron consigo una gran parte de la arena de esta pequeña playa, y ahora las docenas de personas que la visitan a diario, aprovechando el buen tiempo que reina estos días, se encuentran con que tanto las rampas como las escaleras que llevan a este recogido arenal acaban en un desnivel que deben salvar antes de ponerse a tomar el sol.

La calidad de la arena es un punto a debate desde que toda la línea del Paseo Marítimo fue rellenada por con caolín, una arena de cantera que no es del gusto de los veraneantes por su tacto más aspero. Como el grano es, además, más grueso, es más sensible a las olas, que provocan desniveles que son habituales en el Orzán, y que llevaron a comentarios entre los efectivos de los servicios de emergencia durante la operación de búsqueda del estudiante eslovaco y los policías desaparecidos el 27 de enero. La razón es que en la oscuridad o con marea alta, estos desniveles pueden convertirse en trampas.

Por el momento, el Ayuntamiento se ha desentendido de este problema, señalando que es responsabilidad de Demarcación de Costas, dado que fue esta entidad pública la que gestionó el relleno en 2010, cuando dedicó 8,5 millones a esta actuación en Riazor, Orzán, Sin embargo, días después ya comenzaron las protestas de los usuarios, porque el caolín había teñido de blanco las aguas. Por aquel entonces el gobierno bipartito en que la arena que se había añadido se iba a ir consolidando poco a poco y que se realizaban análisis continuamente para tener todas las garantías precisas de que no había anomalías.

Hoy en día, casi dos años después de que finalizaran los trabajos, las anomalías persisten y causan molestias a los visitantes de los arenales coruñeses, los mismos arenales que la entonces ministra de Medio Ambiente, Elena Salgado, aseguraba que había sido regenerado para los próximos 25 años.