Unos vecinos frustran el robo de una joyería al pensar que se estaba quemando el edificio

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  r.l. > a coruña

  El humo que ascendía por la escalera del número 6 de la calle de Rosalía de Castro no auguraba nada bueno. Los vecinos del inmueble bajaron a toda prisa los peldaños a media noche cuando al alcanzar el entresuelo observaron a dos jóvenes que gritaban: “fuego, fuego”, y que salían de la joyería Marina Martínez a gran velocidad. Los residentes se percataron de que el fuego salía del negocio que abandonaban los jóvenes y cuando accedieron al piso comprobaron que lo que en principio parecía un incendio se había convertido en un robo.
Alertaron a los dueño del negocio y a la Policía Nacional, que no tardaron en presentarse en el lugar de los hechos. Al parecer, los ladrones forzaron con éxito el portal del edificio y la puerta de la joyería, que contaba con una alarma que incomprensiblemente no funcionó durante el hurto. Incluso, los agentes sospechan de que los presuntos ladrones acudieran durante el fin de semana para desactivar el sistema de seguridad del local. Tras acceder al interior del inmueble, los ladrones violentaron una reja metálica que guardaba una dependencia donde se hallaba la caja fuerte. Para abrirla utilizaron un soplete con el que abrasaron la cerradura, lo que provocó las llamas que causaron la alarma entre los vecinos.
Según los propios testigos del incidente, los ladrones “salieron corriendo del lugar” al escuchar las voces de los residentes, pero no se fueron de vacío, según Marina Martínez, propietaria de la joyería. Ni siquiera tuvieron tiempo de llevarse las herramientas y el soplete que usaron para forzar la caja fuerte. “Se han llevado varias cosas, aunque todavía no hemos podido cuantificar todo”, apuntaba ayer por la tarde Martínez. Los ladrones buscaban dinero, según los propietarios, pero pudieron llevarse gran cantidad de oro, ya que Martinéz se dedica al compraventa de metales preciosos y joyas usadas.

Búsqueda > La Policía Nacional inició un dispositivo de búsqueda partiendo de las descripciones de los vecinos que pudieron ver a los supuestos delincuentes.
La dueña de la tienda de joyas se quejaba de la inseguridad de la zona del Ensanche. Asegura que, a pesar de que su negocio está en pleno corazón de la ciudad, el vecindario “está muerto”.
Por otro lado, aboga por aumentar la presencia policial en el barrio para evitar que en el futuro se repitan estos hurtos. “No fue de madrugada, fue por la noche e hicieron mucho ruido. Por suerte los vecinos detectaron el humo que salía por las escaleras y pudieron ver sus caras. Hasta me dejaron el soplete aquí,”, indicó indignada la joyera.


 

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