Una vuelta de tuerca a la cultura

Una vuelta de tuerca a la cultura

En el mismo lugar donde hasta hace poco se ponían mechas y permanentes, las artes escénicas extienden su alfombra para ofrecer espectáculos continuos desde la fórmula del monólogo hasta teatro pasando por concierto, proyección o cuentacuentos. Con el aval de una tuerca, que es la forma física que tienen aquí las entradas y el afán de aumentar la oferta cultural de la ciudad, nace La Tuerka 27. Un sitio para los que no tienen prisa y sí sed de ver cosas distintas.

El bajo de dos plantas ocupa lo que anteriormente fue peluquería y prostíbulo. Cuenta entre risas Daniel Currás, uno de los padres de la idea, que se hicieron con el “holding” para darle más metros cuadrados a la imaginación y aunque la actividad se apodera poco a poco del lugar, lo cierto es que en estas cuatro semanas de funcionamiento, han llenado en varias ocasiones y ninguna de las funciones se ha caído, algo normal en los inicios.

En este sentido, Iria Ares dice estar muy contenta con la acogida del público y la presentación de propuestas por parte de compañías que quieren dejar su sello en la calle del Doctor Fleming, 27. Si ayer por la mañana eran los niños los que pisaban por primera vez la sala con el espectáculo “As formigas”, de Casahamlet, por la noche le tocaba el turno a la banda residente Jazz Low Star.

Por su parte, febrero será menos invierno con la puesta en escena de los humoristas Carlos Blanco y David Perdomo, junto a Los Dugis y Manuel Lourenzo, justo antes de que el microteatro levante expectación a orillas del Atlántico. Este será su plato estrella, pero como todo lo bueno se hace esperar, no van a levantar el telón hasta marzo. En una apuesta donde no habrá distancias y las obras serán de corta duración y para aforos muy reducidos. Tanto que se se podrá tocar a los intérpretes.

De esta forma, cada habitáculo destinado a la dramaturgia estará programando sesiones seguidas, con lo que el espectador podrá salir de una historia y meterse en otra, pasando por el ambigú para comentar la jugada y haciendo una parada final en la Sala 27 para disfrutar de un directo. En un espacio acogedor.

La Tuerka 27 importa esta fórmula del barrio madrileño de Malasaña, donde hay colas para entrar en los montajes. A falta de mes y medio para la primera cita, ya están cerradas tres piezas para encender la mecha a la butaca. Mientras, el local prepara un taller de teatro para niños de siete a doce años, que se desarrollará de abril a junio, y representaciones para bebés, en las que Teatro da Semente jugará con lo sensorial y lo interactivo. A precios tan asequibles que no pasan de una cifra.

Por otro lado, el bajo se ha levantado entre todos con un baño de reciclaje que llama la atención por su estética retro. Aquí las sillas de plástico están hermanadas con viejos muebles restaurados y la barra se convierte en una especie de taquilla donde los “europeos” se cambian por tuercas y se ofrecen provisiones de cocacola cuando la noche es larga y se prevé soñar despierto.

Una actividad que se podrá practicar de miércoles a domingo porque la intención es la de abrir a mitad de semana con humor. Y sobre moqueta de fieltro. Sin la necesidad de nada más para que la imaginación eche a andar. Solo ganas y un micrófono. En el mismo lugar donde hasta hace poco se hacían trenzas de raíz.

Una vuelta de tuerca a la cultura

Te puede interesar