Una familia frustra el robo a su joyería y consigue retener a una mujer rumana

Fue a las once y media de la mañana cuando una pareja de 50 años, al parecer de nacionalidad rumana, entró en la joyería Guillén, situada en el número 250 de la avenida de Finisterre pidiendo ver una serie de piezas. Pocos minutos más tarde, la Policía Nacional acudía a arrestar a la mujer, que había sido retenida después de que intentara llevarse joyas por valor de 17.000 euros. “Sospecharon de ellos inmediatamente, reconoce Rafael Guillén, el propietario del local, que no estaba en ese momento. El suyo es un negocio familiar, así que fueron su cuñado, su mujer y su hija los que retuvieron a la sospechosa, y evitaron que saliera a la calle para montarse en un coche donde otras tres personas la esperaban.

“Si me preguntaran        cómo lo hicieron, no sabría decirlo: son como magos barajando cartas”

Los sospechosos del robo comenzaron pidiendo ver varios artículos. “Decían que era para un regalo para una niña”, explica el propietario del establecimiento. Al poco rato ya había sobre el mostrador una esclava, una pulsera, un reloj y también insistieron en que querían ver un collar del escaparate, a pesar de que los dependientes insistían en que no podían mostrárselo.

Para despejar la desconfianza de los dependientes, el hombre mostró un grueso fajo de billetes: “Los de arriba eran de 500 euros, pero los de abajo eran de moneda extranjera”. Además, los supuestos clientes pedían que se les fueran metiendo las joyas, una a una, en una bolsa, a medida que las escogían. “Decían que no querían cajas, que abultan mucho”, continúa Guillén. Cuando tenían todo a su gusto, y llegó la hora de pagar, se les informó que el establecimiento no admitía moneda extranjera, y el hombre explicó que no había ningún problema, y que iría enseguida a un banco a cambiar el dinero en euros.

 

Un coche fuera > La familia Guillén pudo ver como se dirigía a un coche estacionado en el que le esperaban otros dos individuos. Al poco rato, la mujer, que se había quedado en el local, expresó su deseo de salir a la calle para mirar de nuevo las joyas expuesta en el escaparate. Fue entonces cuando actuaron los dependientes, impidiéndole salir. “Sabían que si la dejaban salir no la volveríamos a ver”, aclara el joyero.

En efecto: resultó que la mujer llevan encima las joyas por valor de 17.000 euros, y que la bolsa encima del mostrador estaba ya vacía. “Si me preguntaran cómo lo hicieron, no sabría decirlo: esta gente son como magos barajando cartas”, afirma Guillén, admirado a su pesar de la habilidad de estos ladrones.

La mujer permaneció en la joyería, sin violencia, hasta que apareció una patrulla de la Policía Nacional, que se hizo cargo de ella.

Una familia frustra el robo a su joyería y consigue retener a una mujer rumana

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