Un “trozo” del África más artística hace sombra a los Dominicos

“Bajo a Mozambique y les compro directamente a los artistas desde hace 10 años”. Lo comenta Carlos, que lleva algo menos siendo fiel a su cita con la Feira das Marabillas pero que está contento con el resultado. Sino, claro está, no regresaría edición tras edición. “Esta feria es buena, de las mejores de España porque se vende bien”, admite con sinceridad el responsable del puesto frente a Dominicos.
Pero su éxito también es lógico porque las telas dibujadas que vende, los batik de Mozambique, atrapan un trozo de África que cada coruñés se puede llevar a casa a modo de pieza única. “Por aquí hay muy poca gente que trabaje la técnica del batik y nunca la he visto a la venta como tal”, afirma, puesto que hay artistas que la emplean pero como parte de un todo mayor para crear sus obras.
Las horas van pasando en el mercado, y de vez en cuando se turna con algunos compañeros para poder ir a comer o descansar –como en el momento de la foto– porque, al final el evento es uno de los más largos y el sueldo hay que ganárselo y trabajárselo día a día.
Pero aunque Carlos se ausente un minuto, lo laborioso del proceso puede observarse con solo mirar las telas que cuelgan o reposan sobre la mesa de su caseta. Para fabricar uno de los peculiares cuadros hay que hacer el dibujo que se quiera y luego ir tiñendo la tela con los distintos colores que se busque aportar.
Es decir, se establece un color de base y, a partir de ahí, de que la tela se seca, la artesana va incorporando los nuevos tonos que quiere dar a su obra. La clave es que tras cada teñido “se tapan con cera o parafina aquellas zonas donde se desea conservar el color”. Al final toca frotar y frotar para retirar los restos del proceso creativo y se consiguen resultados sorprendentes.
Pese al trabajo que llevan hay “cuadros” para todos los bolsillos, desde los ocho a los 85 euros se puede comprar un pedacito del África más real.