Tres vidas se cruzan al final del camino

Tres vidas se cruzan al final del camino
rebeca vecino, nicolás gaude y denis gómez interpretan el papel de tres jóvenes desesperados

Se trata de un tema tabú. El suicidio. Expuesto de una forma clara y amable. Con tres personajes encima del escenario y un punto geográfico apuntado en el mapa de sus vidas. Fisterra simboliza el abismo. Hasta allí se van los tres con sus problemas como único peso pesado de la trama. La compañía Sudhum Teatro abre el telón hoy y mañana, a las 20.30 horas, en el centro Ágora. La excusa se titula “Luminosa nostalgia”.

La compañía representa hoy y mañana a las 20.30 horas una obra que respira del teatro de actor y es cine porque se completa con una especie de corto rodado en galicia

La agrupación da paso a la sociedad, que aparece desnuda. Sin pieles ni abrigos que tapen su malestar. Justo en un momento crucial donde el telediario se hace eco de muchos suicidios, Sudhum trae el tema hasta la superficie. Sin adornos. Días después de que esta palabra apareciese emparejada de otra cada vez más común, el desahucio, los madrileños se quitan la careta una vez más para llevar al público una historia sencilla. Y hacer de ella una especie de cine-teatro donde la escena se combina con proyecciones.

Explica el director, Gustavo del Río, que el teatro se alimenta del cine y el cine no tiene sentido sin la puesta en escena de los tres. Así que tras seguir las pistas de los protagonistas que penden de un hilo, todos –personajes y espectadores– se encuentran en un cruce de caminos donde toca decidir si seguir viviendo o dejar de respirar.

A pesar del drama– que lo hay y mucho–, la pieza no deja de aportar a la butaca una visión esperanzadora. Donde el cambio siempre es posible. Es por eso que los jóvenes, muy actuales los tres, representan a muchos de los que se asientan sobre lo mullido aún sin llegar al órdago de apostarlo todo o nada por la vida. Y es que la obra hace pensar y retroceder en el tiempo. Para echar cuentas cada uno. Del Río cuenta que ellos eligieron el tema por ser uno de los prohibidos, del que no se suele hablar. Y ocurre que hoy más que nunca está en boca de todos.

 

telón de fondo

El director habla de que el resultado es simple y diferente al mismo tiempo. Porque de un texto sencillo y una escenografía más sencilla aún, la historia cala a través de imágenes que llevarán al auditorio hasta un paisaje conocido. El de Valdoviño, al que los chicos de Sudhum Teatro se fueron a rodar en verano y del que trajeron la esencia metida en una cinta que hoy le da sentido al mensaje. Lo completa. Es como si fuera un corto en medio de la representación, dice el autor.

Todo está ambientado en Galicia porque además del guión y la película, están los intérpretes que, como en la ficción, son gallegos menos uno, que es de Madrid. Es así como Daniel y Ana comparten procedencia. Y si el primero abre su mundo a Ana, que viene con una situación familiar muy enrevesada, los dos se juntan con tercero, Pablo, que decide coger el coche y no salirse de la carretera. Hasta el final.

Se trata de un proyecto muy artesanal en el que la compañía vuelve a los orígenes. Para ello, cuenta con la colaboración desinteresada de muchos, decía Del Río, y la calidad de gente como el músico Nico Casal, que compuso ex profeso para la ocasión. Aderezado todo de un trabajo de iluminación perfecto, añade. Que le da el tono adecuado a una obra de apariencia oscura, que sin embargo, atisba una luz. Tras el estreno en Madrid, hoy llegan hasta el fin del mundo para contarla.

Tres vidas se cruzan al final del camino

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