Tormenta de soluciones para un caos familiar con horarios fijos y sin ningún control

El coruñés que haya trabajado en alguna ocasión en A Grela o Pocomaco lo sabe. Más le vale armarse de paciencia para aguantar las interminables caravanas de turismos y camiones antes de entrar y salir del trabajo. Si el caos es una tónica generalizada en un entorno sin centros comerciales, en el polígono más próximo al centro puede ser tachado de hecatombe.
El anunciado bus circular que una ambas infraestructuras vendrá a aliviar algo el tráfico, cuando venga, y lo mismo ocurrirá con la línea 11 cuando pare justo delante de la fábrica de Estrella Galicia, pero los empresarios siguen temiéndose lo peor.
Ahora dedican parte de su tiempo a acabar con las malas pulgas con las que llegan sus empleados tras desesperarse en cuatro atascos diarios. E ideas originales no les faltan. La gerente de la Asociación de Empresarios de A Grela, Teresa Firvida, es una alumna avezada y rebusca en el asfalto que la rodea todas posibilidades para calmar los ánimos.
“Hemos pedido dos paradas de Bicicoruña”, cuenta, y si el Ayuntamiento les hiciese caso quizá se eliminaría el estrés de raíz. Pero mientras no hay ciclos con los que pasearse por Galileo Galilei o Juan de la Cierva, analiza con lupa dónde poner una plaza de aparcamiento nueva.
Al presidente de Pocomaco, Rubén Ocampo, le toca lidiar con la falta de espacio pensando en estacionamientos disuasorios. Existe uno junto a Abanca, pero al 100% de su capacidad invita a los conductores a buscarse la vida. Ya piensa en otro párking al final del polígono y un tercero, que dependería de encontrar financiación. n

Tormenta de soluciones para un caos familiar con horarios fijos y sin ningún control

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