“Todos somos trabajadores despedidos”

“Todos somos trabajadores despedidos”
Los extrabajadores de la CIG mantienen que siguen luchando por el futuro de la planta susy suárez

“El único futuro para la Fábrica de Armas era el cierre, así que había que intentar irse con lo máximo”. Es la idea que desde el pasado mes de abril llevan defendiendo los trabajadores que se acogieron al plan de bajas voluntarias que General Dynamics planteó para la Fábrica de Armas coruñesa. Los integrantes en este colectivo, que recibió ciertas indemnizaciones por firmar la salida voluntaria de la empresa, consideran que ellos mismos también son trabajadores despedidos, al entender que más allá del mes de junio, toda la plantilla estaría en la calle. “No había más alternativa”, sostienen.
Y así fue. El 28 de junio, los 70 últimos operarios que aún continuaban en nómina recibieron sus cartas de cese. Estos, sin un plan económico detrás y comenzando ese mismo un día un encierro, que continúa a día de hoy, en defensa del futuro de la fábrica.
Esa firma del plan de rentas abrió una brecha insalvable entre una y otra parte de la plantilla. Y aunque los que firmaron no quieren dejar de llamarse “compañeros” y mantienen que ellos siguen defendiendo la viabilidad de la factoría; los que continúan encerrados dicen de los de fuera que “no nos representan”.

plan de futuro
Aunque tomaron caminos distintos, la meta final de ambos grupos es, como ellos mismos sostienen, es luchar por encontrar una solución que permita reabrir la Fábrica de Armas y dotarla de un proyecto industrial de futuro.
Los afiliados a UGT optaron por el encierro, las reivindicaciones, las concentraciones multitudinarias y la presión a las administraciones públicas para exigirles una mayor implicación en el conflicto. De hecho, la semana pasada ya se creó un frente común junto con el Ayuntamiento y la Xunta, que aunaron criterios y diseñaron una hoja de ruta para exigir a Defensa una solución urgente.
Su apuesta es el plan de IFFE, que prevé la reincorporación de los despedidos forzosos. Por otro lado, los afiliados a la CIG, que ya presentaron una demanda en contra del ERE de General Dynamics y que está pendiente de resolución, siguen defendiendo que el proyecto que se haga cargo de la planta de Pedralonga debería “contemplar la readmisión de los 172 que estábamos en plantilla”. “Porque despedidos somos todos; nadie se fue porque quiso”, insisten desde este colectivo. Su apuesta, por tanto, es el proyecto de la empresa Pitsa, que respalda un grupo gallego-navarro, y que cuenta con todos los exoperarios. Los caminos de ambos grupos de trabajadores se separaron con el plan de rentas y siguen distantes sobre las opciones de futuro, aunque persigan el mismo objetivo. 

“Todos somos trabajadores despedidos”

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