Todo el mundo quiere una foto con él

Todo el mundo quiere una foto con él
mujica, firmando en el libro de oro del ayuntamiento

El presidente de Uruguay llegó a la ciudad procedente de Santiago entre un séquito propio de grandes reyes, con varios monovolúmenes de prensa siguiéndole y los coches de Policía abriéndole paso por el centro con sus sirenas encendidas, lo que llamó la atención de muchos vecinos que desconocían lo que sucedía. Las prisas tenían su porqué, José Mujica tenía que llegar al palacio municipal a las once y conocerlo en unos veinte minutos. No solo lo consiguió, sino que hasta tuvo tiempo de saludar a cada uno de los concejales, en el gobierno y en la oposición, así como a los compatriotas que lo esperaban en la puerta del ayuntamiento para harcese una foto con él, por cierto, con los gritos de los preferentistas de fondo.
Mujica no dudó, accedió a dejarse fotografiar agarrando a los protagonistas como uno más. Y lo de uno más no es solo una forma de hablar, sino que podría infiltrarse perfectamente como un vecino cualquiera. Con gafas de sol, jersey de pico verde y cazadora, no entra en los cánones del político europeo y, de hecho, desentonaba en la comitiva que se reunió en el Puerto Exterior. Todos los políticos, salvo ellas, iban de traje. Su talante también se notó a la hora de responder a la prensa. Fue el único que accedió a hablar con ella.
Durante su recorrido por María Pita firmó en el libro de oro municipal con un recuerdo para la emigración gallega. \“Estamos rodeados de nostalgias de viejos nombres que acompañaron nuestra infancia. Cuánto dolor y esperanzas embarcaron en este puerto\”.

Todo el mundo quiere una foto con él

Te puede interesar