Toda la magia bajo el árbol

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 día de reyes fiestas

Los niños saltaron ayer de la cama, muchos incluso antes de que hubiera amanecido, movidos por la ilusión de saber que bajo el árbol les aguardaban muchos de los regalos que les habían pedido a los Reyes Magos en sus cartas. Eso sí, sabiendo que los de Oriente, a pesar de ser Magos, este año también están sufriendo la temida crisis, y se han tenido que apretar el cinturón, como en todas las casas. Con más o con menos, la ilusión en las caras de los más pequeños al entrar en un salón y ver una montaña de juguetes, fue una imagen que se repitió ayer en la gran mayoría de los hogares coruñeses. Cuando la lluvia de la mañana cesó, fue momento de salir a disfrutar de ellos a las calles.

Reportaje de n.m.

Ni despertador, ni tiempo para romolonear entre las sábanas, ni excusas para no levantarse. Nada de eso hizo falta ayer para que miles de niños saltaran de la cama, muchos antes incluso de que hubiera amanecido. Y es que la ocasión lo merecía. Los Reyes Magos habían pasado por las casas durante la noche y los regalos esperaban a pie de árbol a ser descubiertos por los más pequeños de la casa, y por los no tan pequeños.
La magia del día de Reyes se volvió a vivir ayer en los hogares coruñeses. Montañas de juguetes, grandes regalos ocultos tras papeles de colores que guardaban las ilusiones de quienes habían escrito sus cartas a Oriente días antes. Para algunos, los más afortunados, los Reyes Magos habían seguido al pie de la letra las indicaciones de los niños, y tras la sorpresa inicial, descubrían uno a uno todos los regalos solicitados.
Para otros, la lista de Reyes se había quedado algo recortada y es que ya se sabe que, aunque magos, Melchor, Gaspar y Baltasar también sufren la crisis, y este año tocaba apretarse el cinturón.

El Ideal Gallego-2012-01-07-014-b445dc45Boquiabiertos > Con mucho o con menos, la ilusión en las caras de los pequeños de la casa se repitió en miles de hogares en la ciudad. Prisas para abrir los regalos, para desprenderse del papel que les impedía ver los juegos, juguetes y muñecos que muchos habían pedido para la noche de ayer. Y boquiabiertos se quedaron todos cuando se vieron ya en las manos con la muñeca del momento, o la bicicleta nueva que todos querían.
Faltaba aún por comprobar si Sus Majestades habían probado los turrones y los vinos que los niños habían preparado expresamente para ellos, y el agua para sus camellos. Más sorpresas al comprobar que solo quedaban las migas. Y tras las prisas y la emoción, llegó el momento más temido para los padres: la hora de montar los regalos. Unir piezas, ensamblar partes y leer, en algunos casos, un pesado manual de instrucciones es, sin duda, la tarea que cada año compete a los mayores para que los más pequeños puedan disfrutar de sus regalos en el día más ilusionante y esperado de todo el año. Ahora solo queda portarse bien y esperar al próximo 5 de enero.

Toda la magia bajo el árbol

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