La tensión marca el derribo de cinco de las chabolas del poblado de A Pasaxe

La tensión marca el derribo de cinco de las chabolas del poblado de A Pasaxe
Las familias estaban listas para mudarse a su nuevo hogar | quintana

Después de meses sin avances aparentes en la erradicación del poblado de A Pasaxe, en la madrugada de ayer se derribaron cinco chabolas, tres de ellas deshabitadas, e instalaron bloques de cemento para acotar el espacio liberado e impedir nuevas construcciones. Los afectados habían sido alertados esta misma semana de lo que iba a ocurrir, lo que no impidió que se vivieran momentos de gran tensión que acabaran en un conato de resistencia, pero la Policía Local había desplegado un amplio dispositivo y la violencia fue rápidamente abortada por una breve carga.

A las siete de la mañana la Policía Local ya había cortado los accesos y el ruido de las máquinas trabajando era ya claramente audible para los vecinos. Tres de las infraviviendas se encontraban a la entrada del poblado, pero otros dos galpones se encontraban al fondo, junto a un estrecho camino plagado de baches, lo que dificultó un tanto las operaciones. Además de la Policía Local, en el lugar se encontraba una trabajadora de Servicios Sociales, para supervisar el realojo de las familias afectadas y mediar con ellas.

“Me da un poco de pena –comentaba Ana, una joven chabolista– porque llevo siete años viviendo allí. Y el resto, más”. Otros en cambio, estaban más furiosos que tristes, y recriminaron a los policías locales su labor. Un joven  gritaba que le habían tirado la casa con todo lo que tenía en su interior. Los más molestos eran una familia que reside en Culleredo, pero que aún visitaba su infravivienda en el poblado, y fueron ellos los que protagonizaron el incidente.

Discusiones

Todo ocurrió cuando ya se habían derribado las chabolas, y la grúa municipal estaba retirando una serie de coches abandonados. Mientras los operarios seguían trabajando, un puñado de jóvenes comenzó a discutir con los agentes municipales, a los que describieron como “hijos de puta”.

Consideraban que habían actuado falsamente, al mostrarse siempre conciliadores con ellos cuando visitaban al poblado para aparecer allí, vestidos con equipo antidisturbios, para derribar las chabolas. “Antes era o amiguiño de todos”, recriminaba un chabolista. El jefe de la Policía Local, José Antonio Brandariz, que se hallaba al mando de la operación, trató de mediar y señaló que el agente cumplía órdenes, pero la tensión se desbordó, y empezaron los empujones.

Las dos familias afectadas fueron trasladadas a sus nuevas viviendas de alquiler subvencionado 

Los chabolistas aseguran que los policías pegaron a una señora, mientras que los agentes señalan que solo la empujaron hacia atrás. El conato de resistencia fue menos de un minuto, en el que los policías locales avanzaron porras en alto mientras que uno de los afectados, que no dejaba de vociferar, lanzó tacos de madera que alcanzaron al jefe de la Policía Local.

Sin embargo, todo el mundo resultó ileso, y no hubo detenidos. El resto de las labores, que duraron casi toda la mañana, se desarrollaron sin incidentes pero la Marea Atlántica emitió un comunicado en el que considera que “as porras non son unha solución” y consideran que el incidente demuestra falta de trabajo previo.

“Ni un paso atrás”

Yoya Neira, la concejala de Bienestar Social, prometió que no dará  “ni un paso atrás” en la eliminación de los núcleos chabolistas.  Ayer dos familias, siete adultos y tres niños (uno de ellos un bebé de tres meses) fueron realojados en un piso de alquiler. El Gobierno de Inés Rey ya había realojado a cinco familias así que, a día de hoy, solo quedan 17 familias.

En el proceso, Bienestar Social les está dando prioridad a aquellas que incluyen menores de edad. Pero los chabolistas se siguen resistiendo a marcharse porque muchos son chatarreros y si se van, no tendrían dónde almacenar el material.

La tensión marca el derribo de cinco de las chabolas del poblado de A Pasaxe

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