“Sufrimos las consecuencias de haber permitido tanto tiempo el ‘nuevorriquismo’”

“Sufrimos las consecuencias de haber permitido tanto tiempo el ‘nuevorriquismo’”
carlos pita dirige desde hace unos meses la delegación coruñesa del coag

Apenas lleva cinco meses al frente del COAG pero tiene una concepción muy crítica de lo que se ha hecho hasta ahora en la institución y de cómo está el mundo de la Arquitectura en la actualidad.

¿Cómo valora estos primeros meses al frente de la presidencia del COAG en A Coruña?
Pues aún aterrizando. Me encontré con un panorama difícil; una situación económica desastrosa. La crisis precipitó y sacó a la luz una estructura y un estado del colegio lamentables, y una forma de dirigirlo, desordenada. Me he encontrado con bastante más trabajo del que me esperaba y nos está constando, pero los retos siempre animan.

Durante la campaña electoral se habló de falta de transparencia de la anterior junta. ¿Se encontró sorpresas?
Sabía que la situación era mala, pero no tanto. Sí que es cierto que me encontré con una organización muy enrevesada y muy desordenada, pero nada alarmante. El problema más grave es el económico.

¿De qué magnitud?
Es un gran problema. En los últimos años hemos tenido mucho ‘nuevorriquismo’ y ya se sabe que la gente gasta muy alegremente el dinero de los demás. El desajuste laboral que hay en la entidad es muy grande, las delegaciones tienen nula autonomía y hemos sufrido un presidencialismo exagerado y unas ganas de protagonismo desde Santiago. Ha habido mucha alegría en el gasto y descontrol de los participantes en el colegio.

¿Y ahora desde una nueva presidencia cómo se puede cambiar eso?
Pues intentando cambiar inercias y actitudes y trasmitiendo ganas e ilusión por hacer cosas nuevas. También creo que tenemos que potenciar y recuperar el COAG como un agente cultural de primer orden en la sociedad gallega.

¿Con qué mecanismos?
Organizando conferencias y curos, participando en los foros de pensamiento de la ciudad. Tenemos que dar voz a los vecinos y escucharles; aproximarnos a la calle y bajarnos del pedestal.

Fuera de la actividad colegial, ¿cómo siente el colectivo que ha cambiado el ejercicio de la Arquitectura hoy en día?
Principalmente, en la diversificación que ha sufrido la profesión. Ahora, los chavales quieren encontrar un trabajo en un estudio, no abrir el suyo propio. Lo cierto es que estamos muy mal acostumbrados con el tema de la burbuja inmobiliaria. Ya no llueve el trabajo y hay que moverse. De hecho, de parte del desaguisado son responsables algunos arquitectos.

¿Está castigando la crisis especialmente a los arquitectos?
Como a todos. El principal problema es que no entran trabajos. Ahora buscas este pequeño encargo que antes no te interesaba, porque buscabas las grandes obras. Ahora no. Nos tiramos a por la reforma, a por trabajos de diseño gráfico; también hay mucha gente que está escribiendo. Nos limitamos a resistir, mejor o peor; hay quien ha tenido que despedir gente y otros muchos, directamente, han cerrado.

¿Cómo se ve esa diversidad de la que hablaba?
Están surgiendo nuevos colectivos de arquitectos que se juntan y reivindican el papel social de la Arquitectura. Se implican en trabajos con colectivos como los gitanos, estudian el tema de la bioconstrucción o crean propuestas para la ciudad. En España están trabajando más intensamente. Además, también hay mucha gente que se está yendo fuera porque aquí no tiene futuro profesional.

¿Han caído tanto los visados como se dice?
Mucho, y eso castiga mucho la actividad económica. El colegio ofrece muchos servicios relacionados con los visados, como gestiones que contempla un trabajo y que hasta ahora no se cobraban porque lo que importaba era el gran proyecto. Ahora eso hay que repensarlo y valorar si se debe facturar por eso. El trabajo de los profesionales debe estar bien remunerado.

¿Se ve mejoría en algo?
Se dice que hemos tocado fondo, que a partir de ahora todo va a ir a mejor, pero lo cierto es que solo se está observando un repunte en la construcción de viviendas unifamiliares. Los arquitectos confiamos que en ahora, con el nuevo PGOM, haya un poco más de movimiento.

Y ya que no hay obra nueva, ¿se está trabajando más en temas de rehabilitación?
Sí, de hecho, la rehabilitación es el futuro. Ahora se está tramitando una nueva ley de rehabilitación, que será muy importante y por la que, básicamente, casi todo el dinero que entre desde las administraciones será para trabajos de rehabilitación. Hay que mantener lo que tenemos.

“Sufrimos las consecuencias de haber permitido tanto tiempo el ‘nuevorriquismo’”

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