Solo el 5% de los hogares coruñeses cuenta con un detector de humos

Solo el 5% de los hogares coruñeses cuenta con un detector de humos
07 octubre 2014 A Coruña- Muere intoxicado un hombre de 51 años en un incendio en Pablo Picasso

El hombre de 51 años que falleció el lunes asfixiado por el humo que se declaró en su casa del número 13 de la calle de Pablo Picasso podría haberse salvado si hubiera contado con un detector de humos, según expertos consultados. El dispositivo le habría despertado, y hubiera descubierto el fuego que inició la vela que había dejado encendida porque su hermano, con síndrome de Down, tenía miedo a la oscuridad. Pero no es que José Manuel B.S. no fuera previsor: menos del 5 por ciento de los hogares coruñeses cuentan con detectores de humos.
Estas estimaciones son aún peores que las del año pasado, que hablaban de algo menos de un 10%. “La gente nunca los compra porque siempre piensa que nunca le va a pasar nada: hasta que pasa”, apuntan las mismas fuentes. En cambio, todos los edificios públicos cuentan con estas alarmas porque lo exige la ley, lo que permite una alarma temprana y extinguir el fuego cuando todavía no ha hecho demasiado año.
En cambio, cuando la víctima despertó era ya demasiado tarde, aunque las versiones se contradicen: los vecinos aseguran que se quedó para intentar apagar el fuego, mientras su hermano corría a alertar a los vecinos. A José Manuel lo encontraron encerrado en el baño, que pasa por ser la habitación más segura de la casa, puesto que suele estar cubierta de azulejos y cuenta con agua corriente, pero ni siquiera eso le pudo salvar.

De madrugada
Los incendios más peligrosos siempre tienen lugar de madrugada y su foco siempre suelen ser aparatos que se cortocircuitan o por velas encendidas. La anterior muerte por inhalación de humos fue en noviembre de 2008, en el 112 de la avenida de la ronda de Outeiro donde un vecino vio salir humo bajo una puerta a las cuatro de la madrugada y alertó a los bomberos. Demasiado tarde: Aurelia Casas Rodríguez, de 80 años, y su hermana Rosario, de 64, habían muerto asfixiadas por monóxido de carbono. El gas había sido producido por un cortocircuito en una televisión.
Por eso, en la semana de la prevención de incendios, que se celebró en noviembre por octavo año consecutivo, los bomberos hicieron especial hincapié en que se compraran e instalaran detectores en los hogares coruñeses.
“Especialmente en el caso de personas mayores que viven solas, que son los colectivos más vulnerables, hemos intentado que se animen a comprar uno”. El evento con el que se inauguró el programa tuvo lugar en la plaza de María Pita y comenzó con un simulacro de incendio en el propio Ayuntamiento, pero el tema central eran precisamente los detectores de incendios. Se pretende fomentar el uso de estos aparatos entre los ciudadanos ya que los organizadores –la Fundación Mapfre, la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos y los servicios municipales– están convencidos de que pueden salvar vidas. En este sentido, hay que recordar que aunque la víctima haya tragado mucho humo, si consigue ponerse a salvo con vida lo más habitual es que se recupere completamente al poco tiempo, sobre todo si se le administra oxígeno. Es lo que ocurrió en el caso de un incendio la ronda de Monte Alto, en el que la víctima recuperó la consciencia de camino al hospital, después de que los sanitarios le aplicaran el tratamiento adecuado y fue dada de alta poco tiempo después sin complicaciones.

Solo el 5% de los hogares coruñeses cuenta con un detector de humos

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