Solicitan análisis para determinar si los niños de Monte Alto habían sido sedados

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a. barbadillo > a coruña

  El letrado que representa a María del Mar Longueira, la madre de los niños que el pasado 21 de agosto fueron asesinados a golpes por su compañero sentimental en el piso de Monte Alto donde residían todos ellos, pedirá un análisis toxicológico para determinar si los hermanos estaban drogados cuando fueron brutalmente atacados con una barra de hierro. Es una de las pruebas que el abogado Víctor Bouzas tiene previsto solicitar, en su papel de defensa de la mujer, una vez que la jueza instructora ha decidido imputarla por un delito de omisión en su papel de garante de los menores, por los malos tratos que, según algunos testigos, estaban sufriendo los menores ante la “pasividad” de su progenitora.
Esa hipotética sedación podría explicar el que nadie escuchase gritar a los gemelos cuando aquel mediodía fueron golpeados hasta la muerte, aún cuando varios vecinos del inmueble de la calle de Andrés Antelo afirman que podían oírlos a menudo, jugando o hablando, a través del patio de luces del inmueble.
El penalista va a pedir, de forma paralela, que la madre de los dos fallecidos sea sometida a un examen psíquico, a fin de evaluar su capacidad de reacción ante lo que, según se investiga ahora, podían estar soportando los pequeños a manos de su compañero sentimental, el autor confeso del crimen, y con su conocimiento.
Fue una conocida de la familia la que alertó a la Policía sobre los “malos tratos continuados” que soportaban los dos niños de diez años, en una comparecencia que realizó tras el suceso de manera voluntaria. Según consta en el auto dictado el pasado día 9 por la jueza de instrucción 5, esta testigo aportó múltiples datos sobre la difícil situación vital de los hermanos, al hablar de actos de violencia física y psíquica por parte de Javier Estrada Fernández, tales como “gritos, descalificaciones, golpes y abandonos físicos y afectivos”.

Proximidad > Sobre todo ello será cuestionado mañana el compañero sentimental de esta testigo, que ha sido llamado a declarar ante la jueza, junto con otras personas cercanas a la familia. De lo declarado por su compañera en relación con los hábitos de los dos niños, los problemas de su madre con el imputado o los planes de la pareja para internarlos en un centro la magistrada deduce existía una “relación de proximidad” entre esta conocida y su compañero y la familia. En alguna ocasión ella llegó a quedarse al cargo de los hermanos, y también estaba informada de las conversaciones de la madre con los profesores de los gemelos o sus visitas a la Consellería de Benestar.
Una de esas comunicaciones de Mar Longueira con la Xunta queda reflejada en el auto judicial por el que se adelanta su imputación. Se trata de la instancia que la madre presentó en enero para solicitar ayuda económica para cuidar de sus hijos, de los que decía que “eran agresivos”, para alegar que “no podía” con ellos. Se sabe que uno de los menores tenía diagnosticada hiperactividad.
La magistrada refiere que la madre manifestaba también que en el colegio “no querían” a los niños y “que la tutora les había dicho –a ella y a Andrade Fernández– que podían llegar a pegarles”. La jueza duda de este extremo, y hace constar en su resolución que tanto la orientadora del colegio donde estudiaban, el Víctor López Seoane, como la tutora de uno de ellos, negaron haber realizado tales manifestaciones.
En el auto se ponen en relación con otro de los datos que aportó la testigo, que afirma que el autor confeso del crimen “no quería” a los hijos de su pareja y que pretendía internarlos, para lo que había pedido en dos ocasiones a los docentes un informe favorable al traslado de los niños a otro centro. Esa intención parece quedar reflejada también en algunos informes de los que dispone la Consellería de Benestar.


 

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