Singularidad en la arquitectura herculina

Singularidad en la arquitectura herculina


La arquitectura coruñesa cuenta con varios edificios que destacan por su singularidad.
Banco Pastor
El del Banco Pastor es, sin lugar a dudas, un gran edificio que fue levantado por los arquitectos Antonio Tenreiro y Pelegrín Estellés. Se destinó a acoger las oficinas de dicha entidad bancaria, pero también alberga viviendas. Se levantó sobre el año 1925 y llegó a ser durante muchos años el inmueble más importante de la ciudad. Aunque en su tiempo esta obra, ocasionó una importante polémica entre los ciudadanos coruñeses, dadas las encontradas posturas, de estar unos a favor y otros en su contra, debido a su porte y altura.
Este enorme edificio que abarca una manzana de antiguas casas se levanta alrededor de un patio central interior, que hace posible que todas las plantas tengan luz y ventilación directa, mientras que el vestíbulo del banco recibe la luz por medio de una cúpula octogonal y con vidrios de Lerchundi. El exterior de la fachada se encuentra articulado bajo la columna que popularizó Sullivan en su Guaranthy Building of Chicago. Así la parte más hermosa y la que concentra todas las miradas es su cornisa, en tanto que toda la fachada está hecha de piedra artificial. La puerta de entrada a dicho banco se hizo de hierro a chaflán por la confluencia de las calles del Cantón Pequeño y de Santa Catalina. En 1959 se hizo un anexo al edificio de un cuerpo de tres alturas, que da a la calle de Durán Loriga.

Banco de España
La recién abierta calle de Durán Loriga acoge este edificio en 1927, según el estudio realizado por el arquitecto José Astíz, quien será el encargado de llevar el proyecto a la realidad. Se levanta como una mole aislada, que viene a representar una fortaleza inexpugnable, como si fuese un castillo de la época medieval, colocando en sus cuatro esquinas pequeñas torres, al estilo de almenas cubiertas, formando un cuerpo octogonal y forrándolas de cobre. El edificio se hace con materiales nobles, como piedra, madera y hierro. Cuando se levanta la entidad, se retranquea su construcción con respecto de la línea de la calle, haciendo en su frente un pequeño jardín, así como una escalera central, que conduce a su entrada principal con amplias puertas de hierro. Su estampa es única en La Coruña, no solo alberga la instalación del banco, sino que también consta de viviendas para empleados de la institución bancaria. En 1934 se hace una nueva reforma para aumentar la seguridad del inmueble, que se irá adaptando en tiempos posteriores a medida que se requiere una mayor seguridad, tanto interna como externa, hasta llegar a la actualidad, en que cuenta con unas medidas de seguridad excepcionales, que la convierten en inexpugnable, tal cual la ideó su arquitecto.

Mercado de San Agustín
El Ayuntamiento promueve entre los años 1898 y 1911 tres proyectos de levantar un mercado público, sobre un solar urbano que había quedado de la desamortización de Mendizábal, cuyos terrenos habían pertenecido al antiguo convento de los frailes agustinos de Cayón. Ninguno de estos proyectos se llevó a cabo por diversos problemas monetarios y será la apertura de la nueva calle de las Panaderas, San Agustín y San Nicolás, a finales de los años veinte del siglo XX, lo que mueve al Concejo a que se edifique una plaza pública de abastos. Así, los arquitectos Santiago Rey Pedreira y Antonio Tenreiro se pondrán manos a la obra en 1932, quedando el mercado rematado en 1936.
Se trata de una obra digna de estudio en cualquier escuela de arquitectura del mundo. Consta de un espacio rectangular de 24,5 metros de ancho, que está cubierto de una plancha de hormigón en sección parabólica, la cual fue realizada por el ingeniero Eduardo Torroja, quedando reforzada por unos arcos en forma de faja del mismo material. Los refuerzos laterales son contenidos por pequeñas placas que van de forma perpendicular a la principal, haciendo posible que su cubierta albergue amplías láminas de cristal que junto con sus tres frentes, también de cristal, le permite un espacio interior de luminosidad y amplitud del propio mercado, difícil de igualar.
Dicho mercado se compone de planta baja y una tribuna alta, que se comunican mediante un vacío central y de cuatro escaleras alojadas en las esquinas, también dispone de una planta sótano que es independiente del recinto, en la que alberga diversos establecimientos comerciales. Su conjunto es una hermosa estampa de la zona en la que se halla este interesante mercado.

Singularidad en la arquitectura herculina

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