El silencioso paso de Os Caladiños sobrecoge en la jornada más solemne de la Semana Santa

El silencioso paso de Os Caladiños sobrecoge en la jornada más solemne de la Semana Santa

La fachada portuaria coruñesa se quedó ayer en silencio. Fue en el momento en el que la procesión de Os Caladiños, organizada por la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Santo Entierro caminó pegada al mar de la ciudad con los pasos de Nuestra Señora de la Soledad y San Juan.
Al dolor del Viernes Santo, con sus cuatro procesiones, siguió ayer el sobrecogimiento y el respeto con el que los coruñeses acogieron la procesión.

Así, las imágenes de la Soledad –una talla del siglo XVII que porta un mantón regional típico de la alta burguesía de finales del XVIII– y de San Juan –de madera policromada y obra de Nicolás Capelán– avanzaron entre la ausencia de ruido para representar la soledad de la virgen María tras llevar al sepulcro a Cristo. De hecho, el corazón de la talla aparece traspasado por un puñal en señal del intenso dolor de una madre.

Durante el día de hoy, a las 11.30, se llevará a cabo la última de las procesiones de la Semana Santa coruñesa, que cambiará el carácter solemne y silencioso de Os Caladiños por el de la celebración de la Resurrección de Cristo y la esperanza. l

El silencioso paso de Os Caladiños sobrecoge en la jornada más solemne de la Semana Santa

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