Se busca a quien le “limpió” el despacho a Casares y la lápida a Sánchez Bregua

El Ayuntamiento está buscando un “tesoro”. En concreto, 196 “tesoros”, los 196 bienes que forman parte del patrimonio municipal, y de los que se desconoce su paradero. En la lista de objetos perdidos hay tres relojes, cuatro dibujos, 24 esculturas, seis grabados, 106 cuadros, 19 objetos decorativos, 28 joyas, tres fuentes y hasta una lápida.

Cuenta la concejala de Hacienda, Rosa Gallego, encargada de la materia, que cuando el PP accedió a la alcaldía solicitó un inventario de las “joyas” municipales. Pero lo único que se había hecho hasta ese momento era una relación de bienes, que no había sido aprobada en el pleno, por tanto, sin validez jurídica. La realización del documento había sido encargada por el exalcalde Francisco Vázquez y, aunque se dice que el anterior gobierno local tenía previsto ratificarlo en el pleno justo antes de las últimas elecciones locales, finalmente decidió omitirlo del orden del día.

Así, el Ayuntamiento, que ya dio luz verde en sesión plenaria al inventario, se encuentra ahora inmerso en una investigación para tratar de dar con el paradero de los 196 objetos. Con la lista de los que no se localice, en función de su valor, el alcalde, Carlos Negreira, está dispuesto a acudir a la Policía Nacional, para que se encargue de su investigación y evitar así que se especule con los mismos mediante compraventa.

Entre el patrimonio desperdigado hay de todo. Desde unos pendientes de oro con brillantes de la Virgen del Rosario, que fueron donados al Ayuntamiento y que, al parecer, nunca llegaron a pisar dependencias municipales, hasta la lápida de José Sánchez Bregua. Los “ladrones” de María Pita se llevaron hasta un reloj alemán del siglo XVII, de más de dos metros de altura. “¿Cómo sacas una pieza así del palacio municipal sin que nadie sepa nada, ni quede constancia en ningún sitio?”, se pregunta Rosa Gallego.

Hay objetos perdidos de todo tipo. Destaca la cantida de pinturas que cuelgan, probablemente, de otras paredes anónimas. “Grupo de personas”, de Sucasas, o un original del cartel de Carnaval de 1986, de Laxeiro, son algunas de las piezas desaparecidas. Tampoco se conoce la ubicación de “Montes”, de Seoane; las obras “Carnaval en Salamanca” y “Cifraña” de Tino Grandío, o varias piezas de Abelenda Escudero. Se llevaron lámparas y un candelabro de hierro. Y todo el mobiliario del despacho de Santiago Casares Quiroga, de 1930, donado al Ayuntamiento hace una década. Un armario bajo, una mesa de escritura, otra de centro, un sillón, dos sillas y un tresillo. Por desaparecer, hasta se desconoce dónde está la papelera del estudio del político.