El salón de plenos del Palacio Municipal acoge los primeros recibimientos civiles de A Coruña

Celia, de siete meses, y Cosme, de algo más de año y medio, fueron ayer los protagonistas en el salón de plenos del Palacio de María Pita. Entre paredes de mármol y asientos de madera noble, rodeados por sus familiares y con dos maceros montando guardia, recibieron de manos del alcalde, Xulio Ferreiro, un certificado oficial de empadronamiento en la primera ceremonia de recibimiento civil que se celebra en A Coruña.
El acto, al que ayer algunos de los asistentes se referían informalmente como “bautizo civil”, ya existe en otras ciudades de España desde el año 2007, y tiene como objeto dar la bienvenida a la ciudadanía a los más pequeños. No tiene efectos jurídicos, pero sí un significado simbólico para los que optan por él.
Para Sylvie, madre de Cosme,  inaugurar los recibimientos civiles en A Coruña es una “reivindicación” de esta posibilidad. Además, ella tiene nacionalidad francesa, como su hijo, con lo que también sirve como “nexo” con la tradición de su país, “donde supuestamente empezaron los recibimientos”. 
David, el padre de la pequeña Celia, explica que su boda con la madre de la niña “xa se fixo no Concello”, y que el nuevo Gobierno municipal le ha dado la oportunidad de realizar una ceremonia de bienvenida al mundo para su hija sin pasar por el rito religioso del bautismo. “Respectamos o catolicismo” explica David “pero preferimos optar por este recibimento, como xa se facía noutros concellos. Se a rapaza quere despois bautizarse, poderá facelo por decisión propia”.
Ferreiro leyó en la ceremonia un extracto de los Derechos del Niño y destacó el papel que debe tener “toda a sociedade” a la hora de garantizar una vida digna a los infantes. El alcalde se confesó “ilusionado” por la apertura de los recibimientos civiles y resaltó la “felicidade” que han traído a una sala municipal en el que el día anterior, afirmó rememorando el pleno del pasado viernes, “había bastante hostilidade”. Acompañó sus palabras con una poesía egipcia: “Deamos aos nenos o mundo, polo menos por un día”. Y, durante unos minutos, les dio el Ayuntamiento.