La ruta que siguió Tranvías por pura tozudez

La ruta que siguió Tranvías por pura tozudez
La actual Cordonería, convertida en zona iibre de mulas pedro puig

A día de hoy, solo los más viejos del lugar recuerdan que la actual rúa Cordonería recibía el nombre de Costa da Mula. Ellos, y el concejal de Movilidad Sostenible, Daniel Díaz Grandío, que plantea la posibilidad de que el bus vuelva a recorrerla, igual que lo hizo en su día el tranvía de madera tirado por mulas, por la que se ganó el nombre. “Estámolo estudando dunha forma global”, reconoció Grandío, que admite que existe una demanda ciudadana para que el bus recupere su antiguo recorrido, que perdió hace unos años, cuando se reformó la calle para hacerla semipeatonal, eliminando las estrechas aceras que había entonces.
En ese momento se pensó que un bus de varias toneladas subiendo por esa calle estrecha suponía un peligro excesivo para los peatones, así que la ruta se varió hacia el Paseo Marítimo. Esa ruta ni siquiera existía cuando ya se alzaba en la bifurcación de San Andrés una cuadra en la que la mula esperaba para ser enganchada al tranvía. El vehículo se movía tirado por un único animal, que necesitaba ayuda para subir hasta la plaza de España. “Ese medio mecánico, ou máis ben animal, era o que había para salvar a lixeira pendiente ascente”, comentó Grandío al respecto. Una vez arriba, se desengachaba y volvía a su puesto, para esperar al siguiente transporte.
Corre por la Compañía de Tranvías la siguiente anécdota: un día, el acemilero decidió acercarse a una taberna para beberse un chato de vino. Cuando se lo acabó, salió a la calle solo para descubrir que la mula había desaparecido.
Creyendo que se la habían robado, lo buscó por todas partes, desesperado, hasta que lo descubrió en la cuadra. El inteligente animal había calculado el tiempo y sabía que estaba a punto de llegar, así que volvió a su puesto por sentido del deber o por su legendaria tozudez. Aquel suceso corrió de boca en boca y, a partir de entonces, Cordonería fue la Costa da Mula.
De eso hace mucho tiempo, y mucho han cambiado los tranvías desde entonces, cambiando la tracción animal de las mulas por los motores de caballos de diésel.

“Tránsito peonil”
A Grandío le gustaría recuperar esa ruta porque “ten unha orixe histórica” pero, más allá de la nostalgia, le preocupan otros factores. “Estamos tendo en conta a complexidade do cruce con San Nicolás, un punto con moito tránsito peonil e escasa visibilidade”. Porque, justo cuando entra en Panaderías, la rúa Cordonería trazada un brusco viraje a la izquierda, de manera que los peatones que bajan a San Nicolás, no pueden ver el tráfico.
Por otro lado, ni los chóferes más veteranos de la Compañía de Tranvías recuerdan que ni en la calle Cordonería ni en el cruce tuviera lugar un accidente digno de mención, de manera que les gustaría ver de nuevo circulando el bus por la calle, aun siendo semipeatonal. Pero Grandío señala que también hay que considerar la cercanía del mercado de San Agustín, donde se iban a instalar unas escaleras y un ascensor que llevara directamente hasta Panaderas, lo que acercaría al viajero a la actual parada de bus. Este proyecto fue uno de los últimos que presentó el PP, poco antes de que se celebraran las elecciones locales que auparon a la Marea Atlántica a María Pita.
Al margen de si se ejecuta o no, la nueva Concejalía contempla otra alternativa: “que o bus pase pola rúa Sol en vez de pola rúa Alta, o que achegaría moito a parada de bus o mercado de San Agustín, que sería un itinerario muy accesible por la calle de marqués de Pontejos”. En esto, el edil prefiere mostrarse más flexible que tozudo.

La ruta que siguió Tranvías por pura tozudez

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