Rosa Otero | “Realmente estoy asustada. Tenemos más drogas que nunca y la gente consume más variedades”

Rosa Otero | “Realmente estoy asustada. Tenemos más drogas que nunca y la gente consume más variedades”
Otero lleva décadas luchando contra la droga desde Antonio Noche | patricia g. fraga

La presidenta y fundadora de la asociación Antonio Noche, Rosa Otero, lleva más de cuarenta años luchando contra el fenómeno de las drogas. Para ella todo empezó cuando conoció el drama de primera mano en su trabajo como enfermera y ahora encabeza un equipo de voluntarias que siguen tratando de sacar a la gente del pozo de la drogadicción. Aún sin desánimo, admite que su labor no se ha hecho más fácil con el paso del tiempo y reclama el compromiso de la sociedad y de las instituciones públicas para combatir esta compleja lacra.

¿Es cierto que aumentó el consumo o es algo matizable ?
No. El consumo se ha incrementado. E incluso hay chicos que teníamos recuperados y que han vuelto de nuevo a caer.

¿No es normal que alguien recaiga en el mundo de las drogas?
Eso es “normal” entre comillas. Pero momentáneamente sí que existe un incremento en el consumo del drogas.

¿Por qué este repunte?
La gente lo achaca a lo que menos uno piensa. A mí me parece que es porque vuelve a haber una gran cantidad de droga.

¿Hay un aumento de la oferta?
¡Claro! La droga, si no la hubiese, no se podría consumir, por eso creo que vuelve a haber droga más que nunca. Y hay también otras sustancias que no son la cocaína, ni la heroína, ni el hachís, y que todavía no entran en la mente de la sociedad.

¿Las drogas de diseño?
Sí, me refiero a ese tipo.

¿Son más perniciosas estas que las tradicionales?
Yo creo que cualquier droga es perjudicial, y estamos viendo que la drogadicción es una enfermedad que está ahí. La gente que las toma empeora en salud, en vida saludable. El deterioro que tenemos en las personas adictas es grande, y preocupante a la vez.

¿Le recuerda épocas pasadas, como los años 80?
Hace muchos años, cuando empezamos, veías a las familias desesperadas y hoy volvemos a tener ambientes familiares muy preocupados. La gente está muy desesperada con problemas que tienen en casa y, además, sin grandes soluciones. Muchas familias, muy desesperadas.

¿Y cómo es que hemos llegado a esta situación?
El problema de la droga es que cuando empezamos, en los años 80, la gente le cogió miedo y reaccionó contra ella.

¿Por las muertes que provocó la el consumo de heroína?
Automáticamente, aquello fue una toma de conciencia para la sociedad. Hoy hay más drogas que nunca, pero además temo el perjuicio que pueda causar, porque la sociedad se ha acostumbrado a vivir con las drogas.

¿A qué se refiere?
Ya no es alarmante decir que un familiar toma ciertas sustancias. Ya está más consentido. Y la gente que las toma parece que realmente está mejor cuidada, no está tan deteriorada como antes.

¿Qué le preocupa más, las recaídas o los nuevos consumidores?
Generalmente, a mí me preocupan los exconsumidores adultos que vuelven a estar enganchados. Pero lo que nos llama la atención es la gente joven que está metida en el mundo de la droga. Hay muchos, chicos y chicas que nos piden jeringuillas.

¿No tienen miedo a inyectarse?
La mayoría dicen que la esnifa, pero se volvió a la jeringuilla. Me dicen: “Necesito una porque cojo la pastilla, la disuelvo en agua y la inyecto”. Lo prefieren porque les hace más efecto.

¿En cualquier agua?
La de una fuente, la del grifo. La disolución de una pastilla en agua no esterilizada también es algo que me preocupa.

Ante una situación tan preocupante, ¿cómo habría que actuar?
Hay que analizar el fenómeno del incremento de la venta de droga, pero eso es tarea de la Administración. La nuestra es formar a la gente drogodependiente, mandarla a recuperación y hacerlos personas normalizadas. Pero vemos que solo podemos hacerlo con muchos problemas.

¿Qué es exactamente lo que hacen por las personas que acuden en busca de ayuda?
La comida que repartimos es sobre todo para gente afectada. En comidas hay 550 personas y en el trato judicial la media de personas que asisten es de cerca de 1.200 personas. Ahora tienen un proyecto de lanzadera de empleo, con 60 usuarios, y un proyecto contra la violencia de género, del que se benefician 28 mujeres, el curso de formación en corte y confección, con quince...

¿Cómo se las arreglan para poder llevar a cabo todo eso?
En los tiempos que vivimos, mal. Tenemos una ayuda de la Xunta para la asesoría legal a los drogodependientes y otra para los cursos que estamos impartiendo, generalmente de las distintas consellerías. Y por supuesto, el trabajo personal, gratuito, que hacemos todas, incluidas nuestras tres abogadas.

Usted empezó su lucha cuando aún existía Penamoa. ¿Su desaparición significó algo?
Por lo menos ya no hablamos de Penamoa, que fue un asentamiento emblemático. Cuando empezamos, había ocho asentamientos, pero el que más nos costó fue el de Penamoa y aquello era todo un mundo.

¿Este poblado era realmente el supermercado de la droga del noroeste de España?
Comenzó con pequeñas chabolistas pero luego prácticamente allí traficaban en todas. Cuando empecé, vi los primeros drogodependientes y eran estudiantes de Madrid que venían a comprar la droga a Galicia los fines de semana y luego traficaban allí.

Los vecinos se quejan de que los chabolistas de Penamoa siguen traficando, pero desde pisos.
Pero tengo que decir que hay personas recuperadas que no venden drogas, pero es verdad que hay otros que se cambiaron de sitios pero siguen traficando.

¿En esa época se imaginaba que el problema de las drogas seguiría hasta el día de hoy?
Cuando empecé con la droga tenía hijos pequeños y me imaginaba cómo serían de mayores. Pensé que, como sanitaria y madre, debía ayudar a esta gente.

¿Cómo lo hicieron?
En aquel momento empezamos a hablar con los colegios, en muchos sitios nos criticaban incluso por hablar de la droga y sus consecuencias. Pero como yo digo, si un niño se quema en la cocina no vuelve a tocarla. Gracias a eso pudimos crear una conciencia.

Entonces todo estaba por hacer. ¿En qué punto estamos ahora?
Hoy, realmente, estoy asustada. Creí que con nuestra labor iba a exterminar las drogas.

Pero no ha sido así
Después de cuarenta años, hoy tenemos más drogas que nunca. Cada día aparece una nueva. No es normal. Y no solo son las drogas, también es el alcohol.

Alcohol siempre lo ha habido.
Nunca hemos visto a tanto joven en coma etílico, que llega a fallecer porque bebe demasiado.

Entonces, ¿qué hay que hacer?
Tenemos que tomar conciencia toda la sociedad. Y desde la administración hay que hacer algo para que esto no aumente y los toxicómanos tengan la ayuda suficiente para salir de este pozo.

¿Tienen planeado alguna iniciativa durante este año?
Desde la asociación de amas de casa, consumidores y usuarios (de la que también soy presidenta) se hará un congreso en octubre dedicado a la juventud. En él hablaremos de temas interesantes: las nuevas tecnologías, sexualidad juvenil, trastornos alimentarios y también del consumo de las nuevas drogas.

¿Qué espera conseguir?
Me gustaría que los jóvenes tomaran la palabra, que participen, que hablasen de lo que realmente ellos ven en el mundo de hoy que les empuja a ese otro mundo, el de las drogas. l

Rosa Otero | “Realmente estoy asustada. Tenemos más drogas que nunca y la gente consume más variedades”

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