Reportaje | La unidad que solo supera la UCI en recursos no cura, rehabilita

Reportaje | La unidad que solo supera la UCI en recursos no cura, rehabilita
el ideal gallego-9999-99-99-999-6118e2d2-p

Prácticamente la vio nacer. El doctor Antonio Rodríguez Sotillo llegó a la ciudad desde Cádiz en 1989 para levantar una unidad de Medulares, que hoy es referencia. La habían inaugurado tan solo un año antes. En la actualidad, ocupa la quinta planta del hospital sur, donde se abre ante los ojos un servicio que solo supera la UCI en recursos. Cuenta el especialista que aquí no existen las listas de espera. Es más, parte de que las lesiones sean menos lesiones se debe a que los que entran con una fractura en camilla son operados muy precozmente, en cuanto se estabilizan.
La intervención no les cura, pero se fija la lesión para poder trabajarla sobre seguro. El médico explica que una operación de este tipo puede durar hasta ocho horas. No hay mortalidad en quirófano, solo se trata de afianzar la lesión para que recupere mejor.

Y es que los pacientes que se pasan por la quinta no son fáciles. Cualquier merma de las capacidades hace que las personas se revelen primero contra el mundo y la sociedad. Y la sociedad, en este caso, lleva bata blanca. Es pasado el tiempo cuando el enfermo se da cuenta de la evolución y lo que ha conseguido gracias a todo un equipo que va desde los fisioterapeutas al urólogo. Entonces, vienen los agradecimientos.

Antes queda un duro proceso donde el 80% aterrizan por fracturas. La mitad de estas se producen por caídas. Las protagonizan mayores que viven en el rural y se hacen daño al realizar tareas de mantenimiento en sus viviendas, en el huerto o con sus animales. El otro 50% son consecuencia de accidentes de tráfico que, aunque descendieron notablemente, siguen siendo una de las causas principales y bajan la media de edad de la tarta porcentual.
Y es que la mayoría de los que sufren impactos al volante son jóvenes: “De las 5.000 muertes en la carretera de hace años, se pasó a 1.500 y esto también se traslada a las lesiones medulares. Disminuyeron mucho por el uso obligatorio del cinturón de seguridad, las campañas de alcoholemia y los radares”. El origen del 20% restante de atendidos es por complicaciones derivadas de enfermedades vasculares, inflamatorias o infecciosas.


Hasta que el centro de As Xubias no instauró la unidad, los afectados iban al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, “con el desarraigo que esto significa” estar fuera, sobre todo, para un gallego: “Conocí lo que era la morriña en el Vall d’Hebrón, tenía un paciente con una tristeza especial”, recuerda Antonio.
Explica el doctor que sus pacientes no vienen a curarse, sino a rehabilitarse, “los volvemos a habilitar”. En todos estos años al frente, confiesa que su especialidad nada tiene que ver con lo que estudió en la facultad. Ha cambiado todo, desde el tratamiento de la fractura y el manejo urológico al proceso de rehabilitación, que es mucho más rápido.


Hoy en día, se acorta la estancia hospitalaria y se acelera la puesta a punto. Hasta los años 90 cuando se estandarizaron los sondajes vesicales intermitentes la gente moría por complicaciones urológicas: “En la actualidad, la esperanza de vida de un lesionado medular es semejante al resto de personas”, por el cambio de miccionar de forma refleja al cateterismo. En su momento, los pacientes se daban golpes en el abdomen: “Se autoestimulaba, pero siempre quedaba un residuo que generaba muchas veces infecciones y demás”.

Con el método actual, la vejiga se vacía completamente varias veces al día y “así se han salvado miles de vidas”. Desgraciadamente, esto no lo pueden decir en los países emergentes, donde las lesiones medulares sí que son mortales.
El gran problema de la especialidad es que la médula no se regenera. Sin embargo, la investigación invierte el papel regenerador en las células madre. La ciencia también incide en la importancia de las estimulaciones para recuperar actividades motrices. En este hospital las empezaron a practicar en 1994, tras seguir una serie de protocolos médicos. Probaron primero con ratas: “Ahora con personas obtenemos muy buenos resultados y la estimulación es muy paliativa”.
Mediante un catéter, se captan estímulos que llegan por encima de la lesión. Los puentean y el paciente mejora su funcionalidad. A efectos prácticos, esto permite que el afectado “despegue el culo de la silla y vuelva a caminar”.
En la línea de investigación de las células madre, son tres los hospitales adscritos a este tratamiento: Valle d’Hebrón de Barcelona, Virgen del Rocío de Sevilla y el Chuac, pero de momento solo se han beneficiado cinco pacientes de toda España. En A Coruña, ninguno cumplió hasta ahora los requisitos donde entran en juego el nivel de la lesión, la edad y la consciencia del enfermo, que lo tiene que aprobar.
Este avance permite, según el jefe de servicio, aminorar los daños medulares secundarios. Y es que la afección viene acompañada de una serie de cambios metabólicos que hace que esta perdure. De alguna forma, es como que las células se suicidan. Las madre dan soporte para que no lo hagan. En cuanto a la rehabilitación, las mejoras se traducen en medios más óptimos. Las lesiones están clasificadas como completas, donde el afectado no se mueve ni siente y las incompletas, que sí se sienten. Estas últimas son cada vez más porque los accidentes son menos graves, el cinturón suaviza el golpe y los coches están mejor preparados, por lo que las consecuencias no son tan drásticas como en el pasado.

Reportaje | La unidad que solo supera la UCI en recursos no cura, rehabilita

Te puede interesar