Reportaje | La pasión diseñadora desborda el taller textil de Padre Rubinos

Reportaje | La pasión diseñadora desborda el taller textil de  Padre Rubinos
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El taller textil de la Real Institución Benéfico Social Padre Rubinos ya no es lo que era... El proyecto para la integración laboral de los usuarios de los servicios del albergue ha crecido hasta el punto de necesitar una ampliación de metros cuadrados para montar puestos de costura y burros llenos de diseños ecológicos nacidos a partir de las donaciones de los coruñeses.
Entre las cuatro paredes se destila una creatividad y pasión por el diseño que ha ido in crescendo a medida que los aprendices se metían en un proyecto de colaboración con las estudiantes de la escuela de diseño Formarte. Estas les brindaron los diseños para crear tres prendas –de mujer, hombre y niño– y el resultado no ha podido ser más satisfactorio para ambas partes. A Alberto, por ejemplo, le ha picado el 
gusanillo y aunque todavía no se ve como un modisto, reconoce que nunca pensó interesarse tanto por la profesión. 
Ilusionado rebusca en una carpeta las hojas con las descripciones técnicas y cuenta que trabajó de camarero o en la descarga en el puerto. “Vine por pasar el tiempo”, recuerda, pero reconoce estar “muy ilusionado”. Junto a sus compañeros, las chicas de Formarte le hicieron enfrentarse a mangas, a cremalleras y un nuevo tipo de bolsillos alejado de los delantales que hacían y a pesar de lo duro de aprender de cero él, con su metro al cuello, está feliz. 

Mejores hábitos
Aunque ya lleva bastante tiempo al frente del taller, la coordinadora, Esther Patricio, también está exultante por los resultados que va sacando. Ella es educadora social en el albergue y cree que la actividad también ayuda a los beneficiarios a recuperar una “serie de hábitos como el orden, la limpieza, el cuidado de la apariencia física...” que les permiten, después, encontrar un trabajo y mantenerlo en el tiempo.  
Del nuevo trabajo que están abordando cuenta que han tenido que hacer uniformes para la escuela de la Asociación de Hostelería, para locales como La Granera e, incluso para las profesoras de la escuela infantil del complejo. Además confeccionan algunos de los mandilones de los niños para el curso que viene, pero estos con tela nueva. Para los mercados están creando pulseras que les enseñó a hacer un compañero y carteras con el cuero reciclado de bolsos. l

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