Reportaje | Monte Alto habla en primera persona del plural

Reportaje | Monte Alto habla 
en primera persona del plural
En A Comuna sufrieron varios robos y el sábado Maghúa dará un concierto solidario | patricia g. fraga

En Monte Alto, separados apenas por un par de calles en algunos casos, los centros sociales tienen casa. Curiosamente todos o casi todos clavaron las piquetas en el 15002 para desplegar un ideario y un listín de actividades que salen del diálogo y el “ok” dicho a la vez. En sus parcelas, solo se lleva a buen término lo que opina la mayoría, las comidas se comparten e incluso hay espacio para otros colectivos como en A Comuna. Están desde septiembre de 2015 en el número 35 de Vereda del Polvorín y buscan socios para seguir creciendo. Hasta el momento, lograron juntar a vecinos en “xantadores” y armarios comunales, donde la ropa y los objetos alcanzan una segunda vida y siempre hay un plato caliente para el que lo necesita.
En A Comuna entienden que el cambio social se construye desde abajo y desde el prójimo. Aún así, fueron víctimas de robos, lo que no les impide continuar y pegar un cartel para el sábado, donde Maghúa llevará la foliada a beneficio del colectivo por los ataques sufridos.
Aquí se organizan talleres de cine y saberes populares. Se refresca la memoria del pueblo y cada mes se elige un tema y la gente habla. Opina. Hay cineclub, se venden libros y revistas diferentes y, sobre todo, reside el convencimiento de que se puede vivir de otra forma. Distinta a la establecida como “normal”.
En la calle de Marconi, el espacio plural Gomes Gaioso trata de integrar a todos aquellos que quieren formar parte con iniciativas alternativas. Dicen que lo hacen en nombre de la izquierda soberanista y de sus parámetros revolucionarios y esto les lleva a luchar por la independencia de Galicia, por el socialismo como la forma de derrumbar las condiciones del sistema capitalista y por la democracia real, que se palpa y se mastica.
Entre sus principios, entra el compromiso por el medio ambiente y la lengua del país, la abolición de los ejércitos y la sexualidad libre. También la autogestión, de ahí que las cosas se decidan de modo horizontal. Su radio de acción va del barrio a la comarca. Pilotan clases de pandereta, apoyan al fútbol “gaélico” y convocan a los coruñeses a que acudan a una concentración a favor de la sanidad pública.
Atreu acampa en la travesía de San José. Solo hay que cruzar un par de viales y ya está, un colectivo que abre sus puertas al que quiera participar en charlas, ver teatro o aportar su creatividad en talleres. En este sentido, basta atravesar la plaza de España para coger dirección Metrosidero donde el centro social okupado A Insumisa toma las instalaciones de la Comandancia de Obras para bailar con la cultura y las inquietudes sociales. En el lugar, se puede patinar en el skatepark, ejercitar músculos en un gimnasio y disfrutar de música en directo.
El arte tiene cobijo igualmente y aunque está en fase de funcionamiento, prevén la puesta en escena de un obradoiro de bicicletas. A Insumisa agrupa en la plaza de Mari Carmen al deporte del ping pong, la pintura y el descanso. En el jardín están comenzando a cuidar plantas aromáticas y un grupo de huerta se reúne los sábados para hacer más verde el paisaje.

Conjunto
En su web, reza el lema “dun recinto militar abandoado a un espazo do común”. A Insumisa camina gracias al trabajo de un grupo de gente, explican, sin remuneración económica pero que con su actividad contribuye a satisfacer las necesidades vitales del conjunto. Aprenden juntos, se apoyan con acciones conjuntas y propugnan una economía colectiva.
Las actividades a este lado de la ciudad son abiertas, a precios libres sin que el coste suponga una barrera. Sobre la mesa, proponen saberes no mercantiles y artes no comerciales, artes que disfrutan al dente bajo el cuerpo de una asamblea, que es la base del pastel, el órgano donde los miembros le dan forma a la idea de una manera no jerárquica, en primera persona plural. Estos centros son como la cara “b” de las cintas.

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