Reportaje | La Fundación Secretariado Gitano afila las vocaciones de 26 niños

Reportaje | La Fundación Secretariado Gitano afila 
las vocaciones de 26 niños
La entidad lleva trabajando con este programa en la ciudad desde 2013 | quintana

No caben más. Los 26 niños de etnia gitana que participan en el programa Promociona de la Fundación Secretariado Gitano refuerzan lo aprendido en el colegio dos días a la semana, ayudados por un equipo que trabaja para que lleguen con sus mochilas al ciclo de Secundaria porque con el graduado escolar en mano, hay más posibilidades de tener mejor calidad de vida y por eso, la entidad se preocupa para que ninguno abandone.
De ahí que la actividad tenga tres patas porque además de los estudiantes, están los padres y la comunidad escolar. Es un mano a mano donde los primeros tienen que estar motivados, en parte por el respaldo de los segundos y la profesionalidad de los terceros. La coordinadora de todo esto, Maite Serra, cuenta que llevan activos desde 2013 con “un trabajo de medio plazo” donde la base de la receta es la confianza. Una vez generada, se echa a andar.
Ellos avanzan rápido porque en este tiempo hay dos alumnos en ciclos medio y superior y la experta señala que reina “la conciencia de que la educación abre puertas”.

Aún así, “los gitanos se incorporaron no hace mucho al sistema educativo obligatorio” y esto ralentiza los resultados, pero están. En la Universidad, una joven acude todos los días a la facultad de Derecho y los que se pasan por el centro cívico de la Sagrada Familia bailan con sus vocaciones.
En este aspecto, tratan de acercarles ámbitos lejanos en función de los intereses que se despiertan en su cabeza. Son acciones de mentoring, que también realizan con adultos, pero que dado el caso funcionan ya de pequeños.
Así, a un alumno apasionado por la moda lo llevaron a Inditex y a una tienda y conoció a un diseñador con el que compartió un trozo de experiencia. Lo mismo hicieron con dos estudiantes con destreza para el arte de poner guapa a la gente: “Fueron a Loida y conocieron los distintos perfiles, los profesionales de la estética o los peluqueros y masajistas” para hacerse una idea y pintar el futuro de una forma o de otra.
Aunque en el centro cívico pasan dos o tres horas a la semana, el programa es más amplio y va hasta los centros escolares. Allí, se entrevistan con los tutores regularmente para hacer hincapié en lo que necesitan mejorar y que no pierdan el tren. Los padres también son fundamentales para que todo fluya. En este sentido, dice Maite, que les apoyan al 100%.
Por eso, cree que de esos 26, que van de 5º de Primaria a 4º de la ESO, los habrá que salten a Bachillerato o se matriculen en un ciclo formativo. Dándole forma a una vocación temprana o tardía. Eso ya depende de ellos y de las ganas que le pongan. Por su parte, la edad no es obstáculo para sacarle punta a las aptitudes de las personas de etnia gitana con miras a ampliar sus estudios. En la fundación se trabaja con mayores para formarles y orientarles en el mercado laboral: “Se les ayuda a buscar empleo”.

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