Reportaje | Una firma que se ha hecho a sí misma atando “cabos” en la Universidad

Reportaje | Una firma que se ha hecho a sí misma atando “cabos” en la Universidad
El mobiliario de la tienda también está en venta gracias a una colaboración con Mamanoalla | quintana

La búsqueda de emprendedores en la que andan enfrascadas las administraciones públicas y las entidades empresariales ha dado un paso más en la Universidad con el grado de Liderazgo, Emprendimiento e Innovación (Leinn) que se imparte únicamente en Madrid y que ha conllevado el nacimiento de un original proyecto comercial en la Ciudad Vieja. La tienda Cabos, en la que los jóvenes estudiantes Carlos Álvarez, Íñigo Sousa y el coruñés Víctor Crego, venderán su marca, Palma, abrió al público este viernes de manera oficial.
Como el nombre del negocio deja bien claro, a empresarios llegaron atando esos cabos, ya que en la carrera que cursan no hay clases al uso sino el impulso de “entrenadores” que desde el minuto uno les animan a ir montando sus propias firmas.
Como no cuentan con inversión inicial, lo que han ido ganando como estudiantes lo han ido reinvirtiendo hasta llegar a Cabos, que “fue una solución a un problema”. Originalmente ni Víctor, ni sus compañeros andaluces Carlos e Íñigo pretendían ponerse detrás de un mostrador –de hecho no lo están, dirigen la tienda desde Madrid dejando el peso diario a Tamara y Nacho– pero crearon una marca de camisas que fueron vendiendo por España en pop-up veraniegos hasta que les pareció que el concepto “decayó mucho” y no todo lo que pasaba por estos comercios efímeros era de calidad.
Como dice Crego “este producto es de tocar y no de comprar online porque si la gente no nos conoce no le da confianza comprar así”, por lo que llamaron a la puerta de la empresaria Ángela González que cuenta con varias tiendas en la capital y un amplio recorrido con su marca Cotton Crown. Y de ahí a tener un espacio físico pasó poco tiempo. “Fue una locura porque vinimos a tratar un tema con unos proveedores de Boqueixón y decidimos abrir la tienda”, rememoran al alimón el propio Víctor y su socio Carlos.
De su elección para el primer nudo de una hipotética futura cadena explican que aunque estaban en Madrid y Andalucía hubiese sido una posibilidad, seleccionaron A Coruña porque es una ciudad más pequeña “en la que el boca a boca puede ser más fácil para hacer marca”. Además, pesó la cultura generada por Inditex.
A la tribu empresarial se han ido uniendo otras marcas como Mamanoalla, que pone parte del mobiliario en la plazuela de los Ángeles y, este, “icónico y con alma y espíritu propio” también sale a la venta. Al igual que la marca Indígenas de unos compañeros o unos bolsos creados por una viajera empedernida. Todos comparten una filosofía similar mientras los jóvenes piensan en atreverse con una start up. l

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