Reportaje | Una feria que huele a chorizo, sabe a galleta y alimenta la vista con creaciones únicas

Reportaje | Una feria que huele a chorizo, sabe a galleta y alimenta la vista con creaciones únicas
La actividad ofrece desde complementos de cuero a joyas de madera o camisetas inspiradas en películas | quintana


Méndez Núñez respira desde ayer país en forma de complemento. Es un queso que preparan las chicas de Campo Capela, de las Fragas do Eume, o un macuto de cuero, que construyen con trozos de potro y vaquetilla de Carballo. Los traen Cuero y Alma. 
La feria Made in Galicia es un festival para los sentidos porque huele a chorizo y sabe a galleta como las de antes. Las preparan en Taboada. Las Xianas tienen por un lado el mapa de Galicia y por otro un segundo icono, depende. Puede ser un peliqueiro o un peregrino con bordón. Cuentan desde el puesto que hace dos años que comenzaron el proyecto utilizando las planchas de hierro de antaño, pero modernizadas. 
Así las pasaban por la lareira y así lo siguen haciendo ahora, pero con el plus de darles un diseño divertido y un toque más. Las venden clásicas, hechas con manteca cocida de nata, de coco y de almendra. A elegir. En el mismo perímetro, se estrenan los coruñeses especialistas en puzzles Dr. Panush, que lanzan como novedad un rompecabezas de la Torre de Hércules y su entorno y dos de Lugo, uno de la catedral y un segundo de la muralla. 
Cuentan los expertos que la originalidad está en que tienen una calidad superior al tradicional con piezas con forma de pulpo, gaviota o ancla, que una vez engarzadas al resto no se notan. Son objetos “souvenir”, con los que sorprender y emocionar al morriñento. El de la Torre tiene 200 piezas y los de Lugo, 40. Si uno sigue recto por el paseo, puede serpentear entre puestos como Despensa 77, donde se comercializa azúcar de coco a granel o risotto de trompetas y frambuesa. 
En La Barbuda, Paula Hermida rinde homenaje al personaje de circo con pelo en barbilla para darle rienda suelta a su imaginación. Desde su habitación en Veigue, cocina productos basados en películas, parches de E.T. o de “La Guerra de las Galaxias”, junto a camisetas, pins, bolsos de tela o láminas ideales para cinéfilos que van más allá. 
En Mundo Galego, el curioso se puede hacer con botellas de Estrella Galicia con la Torre dibujada y Khett reutiliza tablas de skate para convertirlas en lámparas. Las que sirvieron en su día para hacer loops son hoy pajaritas, pulseras y hasta baquetas con las que golpear la batería. 
En Campo Capela, le dan una maduración al queso de leche cruda de dos meses para que pierda la acidez y así, salen a la pista dos variedades. A una, le dan una cobertura de café y canela y a la otra, de pimentón de la Vera y chorizo celta. Además, despachan el clásico y una novedad, de cuatro meses a madurar. Estos últimos están hechos con la leche de invierno, de vacas alimentadas con mucha nabiza. Mywo se presenta con una colección de gafas de sol únicas. Son de Oleiros y fusionan diseño, madera y acetato para sacar de paseo modelos con swing en una feria, donde aparca los bártulos Miyaya. Es coruñesa, aunque vive en Madrid. Allí pensó en una primera familia de productos, No Plastic, que imitan a envases de este material medio aplastados, pero de cerámica. Llaman la atención. La madre de estas criaturas se llama Carla y aunque se formó en arte y diseño, va con ventaja porque lleva el gen de su madre, también ceramista. 
De los bolsos con toque de Manolo Cremallera a los de Cuero y Alma, que extienden sobre lo verde unos macutos hechos con parches, ideales para recorrer el mundo. Su originalidad salta a la vista. Laura y Esteban cuentan que uno de esos les puede llevar diez días de trabajo. 
Aunque tienen casa en Madrid, los bolsos que venden son la mayoría gallegos, de cuero que compran a una firma de Carballo a la que acudieron siendo noveles. Hoy son fieles para determinadas creaciones. Porque los pendientes no tienen porqué ser de metal, Silvereira los diseña de madera, pequeños, grandes y de colores. Originales como todo lo demás. l

Reportaje | Una feria que huele a chorizo, sabe a galleta y alimenta la vista con creaciones únicas

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