Reportaje | La exposición permanente del efímero arte urbano de Palavea

Reportaje | La exposición permanente del efímero arte urbano de Palavea
Las habitaciones de muchas viviendas contienen ahora verdaderos murales | quintana

Con sus estridentes colores y estrafalaria ortografía, los grafittis todavía causan mucha controversia. Algunos siguen considerando a los artistas urbanos como simples gamberros que ensucian las paredes con aerosoles pero, poco a poco, su obra se va revalorizando de la mano de figuras como Banksy, y cada vez más galerías acogen exposiciones de esta pintura callejera. Pero en Palavea ha surgido una galería excepcional: los grafiteros han invadido con su arte las paredes de los bloques de viviendas vacías de Padre Busto. Es una curiosa muestra de arte al alcance de todo aquel que se atreva a entrar a contemplarlas.

Las blancas paredes, en vez de estar cubiertas con muebles o cuadros, luces ahora toda clase de coloridos letreros junto con las orgullosa firmas de los grafiteros. Los pisos inferiores son los que están en peor estado, llenos de basura, restos de comida y alcohol que prueban que el lugar es escenario de fiestas. Hay puertas bloqueadas, salas con muebles y colchones sucios y pintadas amenazadoras con esvásticas, piletas destrozadas....

Pero a medida que se asciende a los pisos superiores, cada vez hay menos desperdicios y sí más arte. Pisos enteros, incluidos los descansillos, están decorados con coloridas letras. Lejos de las prisas de la calle, donde tienen que actuar con celeridad para evitar ser sorprendidos por las autoridades, los grafiteros han encontrado n en Palavea el lugar donde recrearse con sus pinturas.

Vandalismo
No es un consuelo para los afectados por la quiebra de Epamar, La promotora de este bloque de viviendas de varios portales quebró antes de entregar sus pisos a sus propietarios, hace diez años, cuando ya estaban prácticamente acabadas En todo ese tiempo, los edificios se han ido deteriorando: los ladrones de metal arrancaron todo el cableado, luego vinieron a organizar fiestas y a pernoctar. El presidente de la asociación del barrio, Manuel Meilán, advierte de que ya son tres los fuegos que han tenido que extinguir los bomberos. “Levantan el suelo de madera para encender fuego. Lo han hecho antes”, asegura Meilán, que reitera lo peligroso de la situación: “Cualquier día va a pasar una desgracia”.

Meilán reconoce que para los vecinos, la presencia de jóvenes en los inmuebles abandonados no pasa de ser una molestia. “Miedo dan, porque se les ve con la capucha y la cara tapada”, explica una vecina. Pero el presidente vecinal añade que, hace dos años, a una residente le entró por el patio un sujeto que estaba siendo perseguido por la Policía: “Menos mal que tiene una perra grande y que le perseguían, porque al final no pasó nada”.

Las autoridades municipales tratan de desembrollar el lío legal de a quien pertenecen los edificios, para exigirles su responsabilidad. Pero, sea quienes sean sus dueños, la firma que luces es la de los grafiteros.

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