Reportaje | La ciudad con más galerías de cristal y de arte también

Reportaje | La ciudad con más galerías de cristal y de arte también

En 48 horas abrieron en la ciudad dos nuevas casas para el arte, que se disputa entre maestros en el caso de ArtBy’s, un centro que aspira a juntar lo que se fermentó en el siglo pasado y en este. El número 122 de San Andrés se puebla desde ayer con una selección de obras certificadas de Picasso, que acampan con las de Román Navarro, Sucasas, Abelenda, Souto o Peteiro en un primer round coruñés e internacional que reactivará miradas y se abrazará a esculturas con denominación de origen. 
En La Marina, José Lorenzo alarga el brazo desde Santiago para estrenarse con acento coruñés y piezas de Lloréns, Lugrís, Lago Rivera, González Pascual, Molezún, Caruncho, Labra, Felipe Criado, González Pascual o Carlos Alcolea, que coletean en el número 35 de un perímetro que alberga hasta 16 locales de esta misma especie, cada uno con un criterio que lo hace diferente. 
De Vilaseco, que toca los palos del diseño, la fotografía y el audiovisual hasta Morte Art, con un discurso que se va de lo siempre y sirve lenguajes únicos de nombres que piden una segunda vuelta, el conjunto amplía horizontes. Y si Atlántica, un clásico entre los clásicos, redescubre y hace confluir el pasado y el presente, la Nautilus, una de las más benjaminas, impulsa lo local y la fotografía que no tiene apenas cobijo en la ciudad. Xerión elige a los grandes y Arte-Imagen completa la puesta en escena con recitales y actividades que convierten la visita en una experiencia. Trae de aquí pero también de allá y entre todas convierten a la ciudad en la capital gallega con más galerías de arte en sus entrañas. 

Ránking
Le sigue Vigo, que tiene diez y Santiago, que llega a las ocho. Ourense también le da vida al arte en ocho puntos, mientras que Lugo y Ferrol son las que menos tienen. Así es que además de las de cristal, que miran de frente al puerto, A Coruña lidera el ránking de las otras, las que se renuevan y no se quedan en el momento “quita y pon”, sino que le ponen patas al arte para romper las barreras. Por eso, la mayoría se dirige a los más pequeños para que mastiquen arte desde ya y a los adultos los reeduca en un observar y vivir lo que los creadores quieren compartir. 
Con estas dos nuevas aperturas se confirma la buena salud expositiva de una península donde las fundaciones, quizá más en el ocaso que en anteriores etapas, y los museos, con el MAC como el más activo, completan y dan cuenta de referentes y nuevos valores. En un mundo donde hay que echar la vista atrás y rescatar a los de siempre. Son la base para seguir construyendo. l

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