Reportaje | Cien ejemplos de por qué Turbau se quedó en Galicia

Reportaje | Cien ejemplos de por qué Turbau se quedó en Galicia
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Por una parte, el Kiosco Alfonso abre una puerta a la Galicia íntima que retrató Anna Turbau con su cámara. Aquí salen a rodar imágenes de mujeres con paño en la cabeza. De fondo, se ve a Galicia en plena transición. Sin embargo, el momento se adelanta y se coloca en primer plano en un segundo bloque, donde están las reivindicaciones y las luchas sociales. 
El espacio le dedica “A intimidade da imaxe” a una fotoperiodista que llegó a esta punta del mapa en 1975 con la idea de reportajear el poblado gitano pensado por César Portela y Pascuala Campos. Al poco, se instaló en Santiago como colaboradora de las revistas “Interviu” y “Primera Plana” para sacar fotografías de los movimientos populares que palpitaban sobre la piedra y las protestas por la construcción de la AP-9. 

Diez mil imágenes 
Así, hasta un total de 10.000 imágenes, de las que desde ayer se pueden ver cien en la ciudad, de un archivo cedido al Consello da Cultura Galega como un trozo de patrimonio guardado en papel porque por un lado está el país de romería y por otra, el que se desloma para ganarse el pan. 
Anna Turbau se sintió atraída por el trabajo de los mariscadores y se dejó atrapar por el misterio que rodea a los curanderos. Pero por encima de todo está la mujer, que la fotoperiodista presenta de frente y perfil, abriendo plano o cazando su expresión al vuelo. 
En la exposición que se puede ver hasta el 1 de abril está el conflicto, el político y el humano, con los que la fotógrafa se encontró a finales de los 70. Son cuatro años de trabajo de campo en los que Turbau inyecta su toque. 

Curiosidad
Ayer estuvo en la ciudad con la vicepresidenta del Consello da Cultura Galega, Rosario Álvarez; el concejal de Culturas, José Manuel Sande, la comisario Margarita Ledo y el alcalde Xulio Ferreiro. 
La autora vive entre Soria y Barcelona. No aparcó la cámara y sigue retratándola a ella en series como “Mujer y silencio” (2009), junto al compromiso con una serie de la exhumación de los fusilados de guerra en Calatañazor (2017). La que descubrió el arte en la Ciutat Vella de Barcelona ofreciendo su lado más marginal, no abandonó la curiosidad porque la curiosidad forma parte del ADN de todos los fotógrafos. l

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