Reportaje | La bandera de los pioneros se va al Cabo Norte 30 años después

Reportaje | La bandera de los pioneros se va al Cabo Norte 30 años después
Una parte de los aventureros que forman parte de la expedición motera | patricia g. fraga

Sin pañuelo, pero con muchos churros y algo de chocolate para calentar el cuerpo antes de la partida, se despidieron ayer los allegados de Julio Salgado, Manu Mayán, Edu Iglesias, Javi Roca y Alfonso Garrido. Los cinco amigos y socios del Motoclub Coruña se despidieron ayer de sus predecesores y, como ellos hicieron hace 30 años, salieron de Ramón y Cajal (en este caso cambiaron El Timón por Bonilla) camino de Cabo Norte en Noruega.


Por delante quedan 14.000 kilómetros y 22 días de ruta en moto, pero seguramente aquellos que se atrevieron a viajar hasta quedarse a 300 kilómetros del círculo polar ártico les habrán dado algún consejo a estos nuevos aventureros. La expedición “Vamos a pachas” servirá de homenaje en el 30 aniversario de los primeros socios de la agrupación que viajaron al “punto más al norte del continente”, pero también dará más visibilidad al colectivo ahora que llega su 70 aniversario.


El nombre, según explica Alfonso Garrido, se debe a que cuentan con una serie de patrocinadores para realizar esta travesía cuyas aportaciones se dividirán a medias entre los gastos de la ruta y una causa solidaria. La mitad de lo recaudado –cada kilómetro valdrá un euro y todavía quedan etapas por patrocinar– se distribuirá entre la Asociación Española Contra el Cáncer de A Coruña y la Asociación Galega de Afectados pola Esclerose Lateral Amiotrófica. Aunque los moteros le dieron una vuelta benéfica, esta aventura que les da cierto “vértigo” surgió casi por casualidad.

Unos 650 kilómetros al día
“En el Motoclub tenemos la bandera que llevaron hace 30 años y desde hace casi dos años empezamos a decir medio en broma, medio en serio que había que volver a llevarla a Cabo Norte”, recuerda Garrido el por qué de dedicar parte de su tiempo a cruzar una docena de países sobre dos ruedas enfrentándose al clima y a unos 650 kilómetros al día.


A pesar de lo osado de la iniciativa homenaje, Garrido asegura que sus predecesores (con los que desayunaron ayer) tuvieron “más mérito”. “En aquel momento era más complicado hacerlo, no existía el euro y tuvieron que llevar doce divisas, no tenían la ropa que tenemos ahora y las motos no eran como las de ahora”, destaca.


Pese a estas puntualizaciones, el itinerario actual también será atrevido ya que pretenden evitar, en la medida de lo posible, las autopistas y la meteorología no acompañarán siempre.

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