Reportaje | El arte de sintetizar la vida en palabras, que son cuentos pequeños

Reportaje | El arte de sintetizar la vida en palabras, que 
son cuentos pequeños
Es su segundo libro de microcuentos ilustrado por Xavier Loureiro

Es su segundo libro, macerado en las redes sociales donde va colgando “prendas” con letras y ve la respuesta casi instantánea de su gente. Ellos fueron los que le animaron a seguir hablando de la vida en pocas palabras, las mínimas. A veces sintetiza las misivas en metáforas y el desamor son las nadas de los dedos de “tu mano derecha” y otras, juega con los vocablos, hace y deshace el diccionario a su antojo y el idioma “Triana” sale directo. Sin tapujos. Para avanzar entre la amargura del adiós y el deseo en una publicación “Al sur de lo real”, que llegará recién salida del horno a Monty mañana a las 20.00 horas para el que guste. La escritora explica que distribuirá más ejemplares en la librería Sisargas y que, además de los textos, que son cortos y de fácil digestión, están los dibujos, obra de Xavier Loureiro, con el que ya hizo tándem en anteriores veces y que fue su compañero de pupitre.
Hoy completa los mensajes con ilustraciones en un viaje amable por el individuo porque aunque en muchas composiciones toca tragar y olvidar, se percibe la fuerza del boli que no está dispuesto a rendirse. Triana lleva esta filosofía a todo lo que hace, a la escritura que gana con el tiempo y madura y al humor, donde despunta como monologuista pese a que el primer año sobre las tablas lo pasó tan mal que hubo días en los que enfermó.
Sin embargo, ahora disfruta. Cuando el cuerpo le pide vomitar un cuento pequeño o en el momento en que cuenta algo en alto como que se aburría siendo niña. Y es que Ángela no tenía aldea: “Es una desgracia, me quedaba sola en Coruña y no sabía lo que era una verbena”.
En todo caso, una y otra faceta son la misma porque, al final, “es un juego de síntesis, de explicar una idea con pocas palabras”. Y de esperar un aplauso, un “me gusta” o un comentario certero como cuando salió “Celebra la tormenta” y “muchos se lo regalaron a sus ex, un movimiento extraño”. Su libro de indirectas cuajó.
Este va más al grano. Ella concentra los impactos, los azucarados y los agrios, los mete en su coctelera con tapas y agita. Para servir en copa ancha dos años de su vida. El cliente tiene siempre la última palabra: “Tú mírame y ya iremos viendo”.

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