Se repiten los casos de robos de metal incluso en comunidades habitadas

Se repiten los casos de robos de metal incluso en comunidades habitadas

Solo en lo que va de mes, siete personas fueron denunciadas tras haber sido sorprendidas por la Policía robando metal, ya fuera cobre, hierro o aluminio. Esta clase de delitos no es nada nuevo, pero llama la atención que dos de los detenidos fueran sorprendidos saqueando varias comunidades de vecinos del barrio de Los Rosales. Consiguieron hacerse con más de 50 tapas de bocas de incendios de los portales antes de que un ciudadano los descubriera y alerta al 091. Lejos de tratarse de solares con material de construcción abandonado, polígonos industriales o tendidos eléctricos  en zonas apartadas, consistió en un robo sistemático cometido en un barrio muy poblado. Y no es el primer caso: cada vez más, los ladrones del metal escogen como objetivos edificios habitados.
Uno de los más sonados tuvo lugar en el número 22 de  la calle de Fragas de Eume, en Novo Mesoiro. Fue el año pasado: sus residentes descubrieron un buen día que les habían sustraído 10 metros de cable de cobre valorados en  3.000 euros.  Un vecino detectó un revelador olor a humo en el quinto piso y, al abrir la portezuela de madera de la instalación eléctrica lo descubrió todo. Nadie se había dado cuenta antes porque el cable robado pertenecía a la toma de tierra, que no conduce electricidad, sino que simplemente la descarga en caso de avería.

investigación abierta
Fue un robo más elaborado que el de Los Rosales, dado que los ladrones tuvieron que emplear herramientas como alicates y sopletes para perforar las tuberías. Y también más afortunado: los vecinos tardaron días en percatarse de lo ocurrido, mientras que en el caso de Los Rosales, la pareja sospechosa, un hombre y una mujer, fueron sorprendidos in fraganti con la mochila llena de tapas de metal, de las que solo 20 pertenecían a la comunidad donde se les descubrió. La investigación permanece abierta con el fin de averiguar la procedencia de las restantes treinta bocas de extinción de incendios. 
Tampoco ha trascendido el valor de lo robado, aunque probablemente sea bastante escaso. Sin embargo, los dos sujetos fueron detenidos por haber cometido un robo con fuerza, un delito que había descendido en A Coruña durante el año pasado después de que en 2014 los allanamientos de casas por parte de ladrones de pisos se dispararan, provocando una ola de inseguridad que puso  en jaque a las autoridades, hasta que pudieron atajarla.
Sin embargo, fuentes policiales señalan que no se trata del mismo tipo de delincuentes, y que el crimen cometido es mucho menos grave, puesto que no llegan a penetrar en las viviendas, sino solo dañan las instalaciones que se encuentran en zonas comunes, a veces incluso sin forzar la puerta, aprovechando un descuido de los vecinos. 
Es por eso que entre las medidas de precaución que suelen recomendar las autoridades se incluye asegurarse que se cierran las puertas que dan a la calle y alertan al 091 de la presencia de extraños sospechosos.

Se repiten los casos de robos de metal incluso en comunidades habitadas

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