La relación del ser con el territorio y cómo se amolda a él captada a través de 20 instantáneas

La relación del ser con el territorio y cómo se amolda a  él captada a través  de 20 instantáneas
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La relación del individuo con el territorio, en este caso, la relación que el autor tiene, y tuvo, con su tierra, Menorca, es el foco principal de la nueva exposición de fotografía, “Ínsula”, que acoge el Atelier de Fotografía.

Es un proyecto en blanco y negro, con un carácter predominantemente onírico, tal y como explica su creador, el fotógrafo Oriol Miñarro. “Tiene un carácter interpretativo, donde el ser acaba amoldándose al territorio, y no el territorio al individuo”, señala Miñarro.

Además de inaugurar su propia muestra, antes, por la mañana, el fotógrafo menorquín, impartió un taller donde, entre otras cosas, incidió en su decisión de realizar esta colección en blanco y negro. “La decisión no es baladí, para mí, el negro es el no color, y los recuerdos que tengo, no los tengo en color, por eso está hecho así, precisamente”, añade Miñarro sobre esta exposición que, en el Atelier, cuenta con 20 instantáneas, aunque en total “son muchas más”, porque lleva “unos cinco o seis años”, con este proyecto personal, “que nunca están cerrados, sólo acotados”.

Libro

Junto a la inauguración, Oriol Miñarro también aprovechó la ocasión para presentar otro de sus proyectos, el libro “Welcome to the barrio”, una propuesta “que no tiene nada que ver” con Ínsula.

Trata sobre “todas mis andanzas” por los barrios barceloneses del Raval y el chino. Es algo “más complejo” que la muestra fotográfica del Atelier, ya que en el “me sirvo del barrio para explicar y expresar una serie de conceptos”, como lo son la “precariedad del ser”, la “fe y la religión”,  el “posfranquismo sociológico”, es decir, una serie de temas presentes todavía en nuestra sociedad.

"Yo trabajo en una tienda y al mediodía tengo tres horas para comer, en esas tres horas salgo y me las paso fotografiando el barrio”, comenta Miñarro. Precisamente, esta fue la manera en que se adentró en este mundo de captar instantáneas. “Mi historia no tiene nada de épica”, señala entre risas, porque comenzó como un mero pasatiempo para pasar esas tres horas de aburrimiento.

Eso fue en 2008, “me colgué la cámara, y hasta ahora”, aunque explica que, “con el tiempo, ha acabado siendo una decisión vital”, convirtiéndose en su modo de vida actual, “en el ABC en el que se basa mi vida”, concluye.

La relación del ser con el territorio y cómo se amolda a él captada a través de 20 instantáneas

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