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lunes | 13 mayo | 2024
Rebeca Jiménez será esta noche a las 23.00 horas en la Mardi Gras. Voz, piano y guitarra en una tercera velada sobre la madera de un bar al que le encanta regresar. Por el calor del público y los que están al otro lado de la barra, que “se nota que aman y respetan la música”, la artista vuelve con “Tormenta y mezcal” que gestó estando en Méjico para dejarse impregnar por sus sonidos y aliñar las experiencias al gusto, según le fueron llegando.
Y aunque pasaron cinco años desde el último, Rebeca no dejó de tocar y girar pero “fue la vida la que me llevó por los caminos que quiso”. Así que después de pasar mucho tiempo en la carretera con “Valiente”, “al terminar tenía canciones y hablé con Warner para un nuevo trabajo, pero me surgió la oportunidad de ir a Méjico”.
No lo dudó y el proyecto se pospuso. Pidió más tiempo y ella se lo dio: “Fueron años de muchos viajes por América Latina” y “me di cuenta de que el disco que quería hacer era con esta tanda de canciones”. Así que el trabajo es mejicano desde el título y el momento en que fabricó su primera ranchera: “Siempre quise escribir una”. La letra le salió en medio de un “atascazo entre Polanco y La Condesa”.
Rebeca iba en taxi y cuando llegó al destino, la tenía: “Habla del desamor, la vida te va dando experiencias, las escribes y agarras la guitarra”. No podía tener otro ritmo que el que invita a escupir el dolor. Ahora que ya dio el paso, tiene pensado un nuevo disco dedicado al género, que espera publicar pronto: “Mías propias y también rancheras tradicionales, me gustaría componer una que celebrase el amor porque siempre son desgarradas”.
La mayor de las Jiménez se estrenó también en la autoedición, “un trabajo complicado, algo que me ayudó a valorar lo que hizo Warner por mí” porque “todo pasa por ti y hay que abarcar muchas cosas, pero me he rodeado de un equipo y ya aprendí el mecanismo”. Con el corazón en un puño por el terremoto del martes, hoy “Tormenta y mezcal” tendrá todavía un poquito más de emoción embargada. l
