“En realidad, todas mis novelas son buenas menos para mí”

“En realidad,  todas mis novelas  son buenas  menos para mí”
El Ideal Gallego-2015-03-26-016-521afde9

Banville es Benjamin en CoruñaMayúscula para hablar de una mujer rubia y ojos negros, herencia de Raymond Chandler.

¿Cómo nació Benjamin Black?

Fue escribiendo una serie donde colaboraban la televisión irlandesa y la australiana. Al final no vio la luz, pero yo pensé en convertir ese guión en novela y así nació Benjamin Black.

¿Cuándo le pide el cuerpo ser Benjamin y cuándo, Banville?

Solo soy yo. Benjamin es un artesano y Banville, un artista. Estoy muy orgulloso del trabajo de Benjamin porque es como una mesa bien pulida. Los de Banville son solo fracasos, aunque un amigo siempre me riñe con que no debo decir eso porque la gente no se da cuenta de la ironía. En realidad, todas mis novelas son buenas menos para mí.

Los premios así lo corroboran.

Eso no es así porque todo depende de los cuatro o cinco que estén sentados como jurado. Todos los premios son de consolación.

¿Qué tal la experiencia de ponerse en la piel de Marlowe?

Ha sido fascinante porque me lo pidió la familia y pensé ¿por qué no? Lo que sí sé es que no lo haría de nuevo porque se convertiría en algo mecánico. Banville en cambio no lo aceptaría porque nunca escribe bajo petición. Black es como una prostituta que acepta cualquier cosa por dinero. En el libro, intenté adoptar el estilo de Chandler. Tampoco lo quería imitar, pero sí tratar de tener su esencia. Marlowe es una figura inmortal como Hércules Poirot o el Quijote.

¿Qué tiene que tener un personaje para ser inmortal?

Si lo supiera, inventaría yo uno.

¿Quirke no lo es?

Sí, pero Quirke es un enigma. No lo acabo de entender. Cada libro pienso que será el último de él y a la vez que a continuación, escribiré otro. Quien se podía imaginar que se iba a enamorar aunque fuera de su psiquiatra.

¿Que el género negro esté de moda es bueno o malo?

No me gusta la idea de género. Hay buena literatura y literatura no tan buena. El otro día compré un lavavajillas y su manual de instrucciones estaba escrito de una forma maravillosa. La buena literatura puede estar en cualquier parte.

En este tipo de encuentros, ¿los escritores se ponen verdes hablando de sus últimos libros?

Los escritores no hablan de nada de ellos a no ser que sea dinero. Y sí que lo hacemos, nos damos puñaladas en la espalda. Recuerdo una conversación con Martin Amis, en la que cogí y le dije: “Yo te odio y tú me odias así que intentemos ser buenos amigos”.

¿Es igual de crítico con la obra ajena?

No, no sería justo. Tienes ser supercrítico con lo tuyo, pero una de las maravillas de la literatura es que descubres autores buenos todos los días.

“En realidad, todas mis novelas son buenas menos para mí”

Te puede interesar