Ramos sí, pero no de novia, sino para espantar a las meigas y cuidar el cutis

San Juan no es conocida como la noite meiga por el comer sino más bien por el sinfín de tradiciones relacionadas con ese día en el que los coruñeses, hacen de la noche día y se tumban en la arena como si no hubiera mañana. Pero todo después de que los más supersticiosos cumplan una serie de rituales que no pueden faltar para iniciar el verano con buen pie.
Porque, por ejemplo, si uno se hace con un ramillete de San Juan no hay gato negro ni espejo roto que valga para cambiar su suerte. Las meigas espantadas, espantadas quedan hasta el año próximo.

“Unos los ponen en agua para lavarse la cara y otros los queman en la hoguera”, dicen

Y viejos o jóvenes, los coruñeses todavía mantienen muy viva esta tradición de tintes rurales. La florista de Las flores de Mar, en el mercado de San Agustín, cuenta que cada año suele vender “muchos ramos, algo más de 200” a 2 euros la pieza. También las gitanas se colocaron ayer en zonas estratégicas de la ciudad para desear la buenaventura herbácea a los coruñeses.
Pero la experta parece tener más éxito porque ayer había cola para hacerse con la mezcla de “romero, ruda, hierba luisa, menta, fiuncho”... Y todos los olores necesarios para olvidar los malos augurios. Unos lo colocan en la puerta de casa, pero la gran mayoría “lo ponen en agua para lavarse la cara al día siguiente o lo guardan para quemar en la próxima hoguera”.
La experta Conchita Astray, de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan, que recuerda que “hay que saltar la hoguera” recitando aquello de “Salto a luminaria de San Xoán para que non me trabe cobra nin  can”. También recomienda ver con la pareja el amanecer porque es una noche mágica, y como aquí no estamos en A Lanzada es mejor evitar los baños para la fertilidad. Lo que propone es descubrir la profesión del futuro marido poniendo la clara y la yema de un huevo en agua bajo la cama.