“Queremos ser visibles y no solo un centro de premios eméritos”

“Queremos ser visibles y no  solo un centro de premios eméritos”

Lejos de ser un ente “mueble”, el presidente apuesta por darle alas a las Belas Artes. Desde hace año y medio.

Su intención al asumir el cargo fue darle una renovación a la academia. ¿Lo ha conseguido?
Estamos en eso. Creo que hemos abierto un frente muy importante con el Día das Artes Galegas el 1 de abril. El primer año se lo dedicamos al Mestre Mateo y este a Castelao. El siguiente lo elegiremos en el último pleno antes del verano para ir trabajando en los proyectos a realizar. Esto no solo es mérito mío, sino también de toda la junta de gobierno. La pretensión es dinamizar. Queremos ser visibles y no solo un centro de premios eméritos. Somos gente activa con ganas de hacer cosas y la capacidad para hacerlas.

En el caso de Mestre Mateo, ¿Cuándo se podrá ver la exposición en Madrid?
Estamos ultimando preparativos para inaugurarla en otoño en el museo del Prado. Se compondrá de las siete piezas exentas del Pórtico de la Gloria más otras tres que forman parte del coro de la catedral, que son de la Fundación Catedral, que está colaborando con nosotros. Está previsto que se pueda ver entre otoño y enero de 2017, cuatro meses.

Es un buen broche final al homenaje.
Totalmente, a pesar de que ya no es el año Mestre Mateo, pero es un proyecto que estaba ahí  y en el que tuvimos que sortear muchísimas dificultades. Sin embargo, el Prado lo ha acogido con mucho interés y ahora ya podemos tirar cohetes.

¿Qué importancia tiene juntar estas piezas escultóricas?
Es la primera vez que se ven juntas. Son las únicas esculturas que formaron parte de la antigua fachada románica de la catedral. Dos están en el templo, dos en el Museo de Pontevedra y otras tres pertenecen a colecciones privadas. Es una muestra de gran relevancia por lo que significa y el espacio, dado que es la primera pinacoteca de arte del mundo.

¿Y el año Castelao?
Empezamos el 1 de abril con una exposición en el Museo de Pontevedra del Castelao artista y tenemos otra sobre su parte más grafista y divulgativa, que aborda su obra en los libros. Es en la Real Academia de San Fernando de Madrid y está organizada en colaboración con la Fundación Torrente Ballester. También se contempla hacer una edición gráfica de tipo facsímil de Castelao, que se llevaría a todos los institutos Cervantes del mundo. Creemos que es importante difundirlo fuera de Galicia. 

¿Harán alguna actividad en la ciudad?
Una parte importante cuando se plantean este tipo de cuestiones son las dificultades de financiación. Estamos hipotecados con un presupuesto muy pobre. Esto es más hacer encaje de bolillos. Hacemos magia. 

¿Cómo funcionan las charlas de los martes instauradas durante este año?
Es una actividad que le ha dado visibilidad a la academia. Está teniendo mucha aceptación y nos sirve para reivindicar la ganancia de espacio. Es algo que viene de lejos. Tratamos de recuperar la planta superior que ocupan otros entes.

¿Han hablado ya con el Ayuntamiento sobre esto?
Con el nuevo gobierno, teníamos una visita del alcalde a la academia justo el día del rally de Carral pero se canceló, así que no hemos vuelto a tener noticias. Cuando entró en la alcaldía, hicimos una visita de cortesía, pero hasta ahí llegó todo. No sé si es que hay desconocimiento, pero no es por nosotros. Reivindicamos que si hay más espacio, podríamos comenzar una línea de colaboración con San Fernando, meternos en un circuito de actividades para presentar proyectos expositivos.

Sus vecinos del Real Consulado se quejan de filtraciones de agua y de un estado deplorable. No sé si la academia de arte sufre los mismos problemas.
En esto estamos todos, porque vivimos de forma hacinada. Compartimos espacio con Jurisprudencia, que tienen que pasar por nuestra academia y no es que les vayamos a cobrar peaje de paso, pero queremos más espacio. Todos estamos mal. 

¿Barajan la opción de emigrar?
Entendemos que la prioridad es seguir ahí ya que estamos dentro de un perímetro donde está Bellas Artes, que nació por la academia. El museo es depositario de fondos nuestros y es lógico permanecer en el edificio, pero tampoco queremos expulsar a nadie. 

¿No podrían usar el museo?
La gestión es distinta y no hay una interacción directa. Fue solo un nexo de partida. 

En los presupuestos municipales contemplan invertir en arte. ¿Saben algo?
Nosotros desde luego no hemos tenido ninguna reunión de trabajo ni de proyecto, ni nada parecido. Es la primera noticia. Lo aplaudimos, claro, pero creemos que tenemos algo que decir.

Otra de las novedades son las nuevas secciones. ¿Se notan los nuevos puntos de vista?
Hace tiempo que queremos darle un nuevo planteamiento incluyendo “artes da imaxe”, donde está el cine, la fotografía y el cómic. Es una forma de abrir el ente a las nuevas tecnologías y otras formas de expresión, es decir, todo lo que se sale del marco de la pintura y la escultura. Ya hemos celebrado cinco plenos desde octubre y en este tiempo han ingresado el pintor Din Matamoro, el escultor Ignacio Vasallo, el especialista en artes gráficas, Xosé Díaz; y el músico Enrique Jiménez. También incluimos la galerista Asunta Rodríguez, de Trinta, porque creemos que la actividad privada tiene que estar, no solo la cuestión individual e institucional. Es un flujo distinto, con gente con ganas de hacer cosas.

El pintor se mueve desde lo formal a lo informal para coquetear entre un mundo abstracto y figurativo y asegurar que su raza no desaparecerá porque siempre habrá creadores que quieran intervenir de forma directa. En un mundo mermado donde existen dos artes, el emergente y el situado.

¿Cómo ve la formación artística en el país?
Con gente nueva saliendo desde los noventa de la facultad de Bellas Artes y las escuelas de artes aplicadas y oficios de A Coruña, Santiago, Vigo y Ourense más las entidades públicas y privadas, estamos cubiertos, pero pecamos de lo mismo, que es una penuria económica enorme, con cierto abandono de las instituciones. Hay fundaciones como la Torrente Ballester de Santiago, que hacen una labor heroica, o la de Laxeiro. Lo más fácil es cargarse las inversiones en cultura, pero es lo que define a los pueblos. Somos los primeros en sufrir recortes, otros colectivos también, pero estamos hablando de arte.

¿Y la comunidad de artistas que tiene que decir? 
Galicia tiene un potencial grande y equiparable a cualquier parte del mundo, no solo de España. La crisis ha afectado a muchos sectores, pero el de las galerías lo ha sufrido enormemente y con ellas, los artistas emergentes que eran su sustento. No podemos fiarnos de la prensa, que un Picasso sea vendido por millones no es significativo de lo que está pasando. No es la realidad del arte, sino una especulación internacional sobre distintos creadores. 

Con este panorama poco alentador, ¿no cree que cada vez lo tienen más difícil?
Siempre ha sido muy complicado, antes también que no había ni la mitad de becas ni de espacios, pero sí las colecciones privadas se han retraído y han dejado de comprar. Hay que diferenciar este arte del que ya está situado. 

¿Cree que parte de la culpa lo tiene ese punto poco tangible del arte, que cada vez es más efímero?
Ese es otro debate donde las nuevas tecnologías entran en el arte y parece que tienen que ocupar los medios más tradicionales. Yo creo que no tienen porqué mezclarse. Al fin y al cabo, la pintura y la escultura sobrevivirán. Siempre van a estar ahí porque siempre habrá creadores que quieran intervenir directamente. Los medios tecnológicos son otras formas de expresión y hay que considerarlas como tal. 

¿Cómo definiría su estilo?
Trabajo desde un aspecto formal, pero estableciendo diálogos con elementos informales. Son planteamientos abstractos con figurativos, pero, en ningún caso, un estilo quintaniano. No se puede hablar de estilos, cada uno tiene una forma de crear su propio mundo.

“Queremos ser visibles y no solo un centro de premios eméritos”

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