Procesados cinco integrantes de una banda rumana por desvalijar una casa en Cambre

Aunque el juicio al que se enfrentarán este mes cuatro mujeres y un hombre de origen rumano tiene que ver únicamente con el robo de joyas perpetrado en 2008 en una vivienda de Cambre, la Fiscalía tiene indicios de que los cinco acusados forman parte de una banda integrada por una veintena de personas más, y dedicada a las estafas y los hurtos en Galicia, Asturias y León.

El escrito de acusación al que se enfrentarán este mes los cinco procesados habla de una decena de antecedentes, en donde uno o varios miembros del clan fueron detenidos o identificados por hacerse pasar por mendigos para perpetrar hurtos o estafas en las tres comunidades: en algunos casos ejercían la mendicidad y en otros, aprovechaban ese subterfugio para robar, o simulaban ser miembros de asociaciones de discapacitados para las que pedían fondos en la calle.

 

organización

A ojos del Ministerio Público, el robo cometido en octubre de 2008 en Cambre es una “perfecta muestra” de cómo se organizaba la banda. Siguiendo el relato de hechos que esta parte presentará en el juicio, los detenidos y otros dos o tres compatriotas emplearon un método que dominaban: crearon tal confusión en el bar donde se encontraban que lograron desviar la atención de sus responsables y colarse en su vivienda, que se situaba en el piso superior del establecimiento.

Entraron, narra el fiscal, y mientras unos se sentaban en una mesa cercana a las escaleras que comunicaban con el piso, sus cómplices se apostaron en la barra, pidieron varias consumiciones y comenzaron a entablar conversación con el personal, interesándose por las fiestas locales o por el funcionamiento de la máquina de las quinielas.

 

asociación ilícita

Todo respondía a un plan urdido: con el trasiego de los miembros de la banda entre la barra y la mesa, y sus constantes visitas al cuarto de baño, nadie se percató de que uno de ellos había accedido a la vivienda. Según refleja el escrito de calificación, el ladrón revisó la casa y se apoderó de todas las joyas de sus residentes, desde collares de perlas hasta juegos de pendientes, gargantillas, pulseras y relojes, de oro y de fantasía, tasados en algo más de 2.200 euros.

Aunque los sospechosos fueron localizados días después, el botín nunca apareció, y por él el fiscal culpa a los cinco acusados de delitos de asociación ilícita, allanamiento de morada y hurto, por los que solicita penas de cuatro años y tres meses de reclusión y multas cercanas a los 5.500 euros. A esa cantidad se sumará, en caso de condena, el importe de las joyas sustraídas.

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