El presupuesto llegará un mes tarde pese a las facilidades que tuvo la Marea

El presupuesto llegará un mes tarde pese a las facilidades que tuvo la Marea
El voto favorable de la Marea y el Partido Socialista permitió la aprobación inicial del presupuesto en diciembre | patricia g. fraga

Mañana se celebrará el pleno ordinario del mes de febrero y en su orden del día figura entre otros asuntos la aprobación final del presupuesto. Solo un cataclismo impediría que esto no sucediese ya que la Marea ha contado desde el inicio de las negociaciones el pasado verano con el respaldo del PSOE, un hecho que tampoco evitó que la ciudad empezase el año con las cuentas prorrogadas por tercer ejercicio consecutivo.
La situación este año es sensiblemente mejor que en los dos ejercicios anteriores, cuando el Gobierno municipal no consiguió tener un nuevo presupuesto hasta el mes de mayo en ambos casos.
Entonces el panorama municipal era bien diferente y en 2017 la Marea incluso tuvo que recurrir a vincular las cuentas a una cuestión de confianza, perdida con los votos en contra del PP y del PSOE, pero tras la que no hubo una moción de censura.
En los últimos meses el aire circulaba menos viciado por los pasillos del palacio municipal de María Pita y la comunicación entre la Marea y el Partido Socialista atravesó por algunos de los meses más tranquilos de todo el mandato.
“Por nosotros no va a quedar”, aseguró el portavoz del Partido Socialista, José Manuel García, cada vez que se le preguntaba por las negociaciones presupuestarias, alegando que la ciudad necesitaba tener las cuentas desde el principio del año.

Al límite
Al final, y después de varios meses de conversaciones a través de las cuales los socialistas consiguieron asegurar los convenios con entidades y otras aportaciones en materia de educación, principalmente referentes a becas, se llegó a las postrimerías del año con el Ayuntamiento apurando los plazos para tener la aprobación inicial antes de 2018.
Finalmente las cuentas llegaron al pleno el pasado 29 de diciembre y salieron respaldas con los votos favorables de la Marea y el Partido Socialista, aunque el discurso de José Manuel García pareció más propio de alguien que votaba en contra que de uno que respaldó el documento del Gobierno local.
Una vez superado este momento, la Marea tomó la aprobación inicial como si todo el trabajo estuviese hecho y todas sus referencias al presupuesto eran en la línea de que las cuentas ya estaban listas. A pesar de ello se abrió un período de alegaciones que algunos grupos no desaprovecharon.
Estos fueron los casos del Partido Popular y del BNG. Los primeros, que habían votado en contra del presupuesto en la aprobación inicial y presentado una enmienda a la totalidad (que no fue admitida), presentaron alegaciones por un valor cercano a los 53 millones de euros y que modificaban el documento prácticamente por completo.
Mientras, el Bloque, que fue muy crítico con el Gobierno municipal por haberle excluido de las negociaciones presupuestarias, hizo lo propio pero proponiendo cambios por poco más de 6,1 millones de euros y bajo un prisma “constructivo”, tal y como explicó su portavoz, Avia Veira.
Sin embargo, las reclamaciones de ninguna de las dos formaciones salieron adelante después de que el Gobierno local tuviese listo en 48 horas el informe en el que se justificaba su rechazo.
El motivo esgrimido por la Oficina Presupuestaria es que ninguna de las alegaciones se ajustaba a los motivos que la ley recoge como válidos para poder aceptar las reclamaciones.
Este “fugaz” estudio y resolución de las alegaciones propició el consecuente malestar en las filas tanto del Partido Popular como del BNG, que entienden que la Marea no se preocupó de entrar a fondo en ellas.

Recta final
La celeridad para resolver este trámite también la aplicó el Gobierno municipal para afrontar los últimos pasos que debe superar el presupuesto antes de poder entrar en funcionamiento y ser ejecutado.
Esta semana se celebró la Comisión de Hacienda en la que la Marea aprobó en solitario el informe en el que se rechazaban las alegaciones. No necesitó del respaldo del Partido Socialista ya que este optó por la misma vía elegida por el BNG, la de la abstención. Mientras, el Partido Popular se mantuvo firme en su postura y votó en contra.
De esta manera la Marea Atlántica preparó todo para llevar el presupuesto al pleno ordinario de mañana, aunque la percepción entre los grupos de la oposición antes de conocer que sería así es que se dejaría el asunto para un pleno extraordinario.
Una vez que mañana se aprueben las cuentas, al Gobierno local le quedará por delante el reto de la ejecución presupuestaria, un motivo recurrente de críticas por parte de la oposición desde que se estableció en María Pita en 2015.
La valoración general del presupuesto entre la oposición, incluido el Partido Socialista, es que el documento predispuesto por la Marea les deja una sensación de insatisfacción al entender de que no se abordan obras importantes o se dejan como marginales algunos aspectos relevantes.

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