La Policía realiza redadas antidroga en varios locales de la zona de Riazor

En las últimas semanas, la Policía Nacional ha practicado redadas en varios establecimientos de Riazor donde se sabe o se sospecha que se trafica con drogas. En alguna de las operaciones se han empleado también perros policía, como fue el caso de un registro practicado la semana pasada en un bar de Almirante Mourelle. Según fuentes del Cuerpo Nacional de Policía, con estas medidas se pretenden poner coto al menudeo de drogas en la zona, que últimamente se ha detectado que está en alza.
La mayor parte de este tráfico a pequeña escala se concentra en estos locales, que en muchos casos ya son conocidos por los vecinos, que comentaron la última redada en Almirante Mourelle, que tuvo lugar a mediodía. Algunos mostraban su extrañeza por el hecho de que la Policía decidiera actuar por la mañana. “A esa hora, la mayoría de los bares están vacíos, si quisieran coger a alguien, deberían hacerlo por la noche”, comentaron.
Esta clase de actuaciones no suelen acabar con detenciones, aunque a menudo se producen incautaciones y se levantan actas. De hecho, fuentes policiales han señalado que en lo que va de año ya sobrepasan en tres mil las actas por incautación de drogas, por lo que consideran que esta clase de intervenciones se han disparado. En cambio, las detenciones por tráfico de drogas son escasas. “Las redadas se hacen porque no se invierten en medios para la vigilancia, así lo único que se consigue es multar a los  consumidores, que van a volver a comprar la droga”, aseguran fuentes del CNP.

en pisos
Desde la desaparición del poblado de Penamoa, los mismos clanes que se dedicaban al narcotráfico se han desperdigado por toda la ciudad desde pisos comunes donde los traficantes atienden a los consumidores. Precisamente en mayo la Policía Nacional desarticuló una de estas redes que operaba desde Monte Alto y que traficaba con heroína, culminando así la operación “Posta”.
Sin embargo, cerrar uno de estos puntos de droga requiere de meses de investigación, y los policías denuncian la escasez de recursos que impide llevarla a cabo. Vigilancia, escuchas y muchas horas extras son necesarias para reunir las pruebas que convenzan al juez de que en ese piso se trafica, más allá de toda duda, y la Policía Judicial cuenta con poco personal para hacer frente a tanto trabajo. De ahí que en anteriores ocasiones los sindicatos policiales protestaran por esta carencia. n