La Policía Local apunta a los barrios en su campaña contra la doble fila

La Policía Local apunta a los barrios  en su campaña contra la doble fila
El Ideal Gallego-2019-10-12-003-bc2cbb4f

La presión policial sobre el estacionamiento irregular ha dado resultado antes de lo esperado. Las advertencias de los policías locales y la amenaza constante de las cámaras de vigilancia ha disuadido a los conductores menos cumplidores. Por lo menos, en el centro. Aunque la Policía Local asegura que la política de tolerancia cero es global, “todavía quedan los barrios, pero la gente se lo han tomado en serio”. En efecto, es en los barrios donde se concentra la doble fila durante más horas, más allá de los cinco minutos que se convierten en diez del centro de la ciudad, la falta de estacionamiento provoca que en lugares como Monte Alto o Os Mallos, se aparque irregularmente toda la noche, aprovechando el escaso flujo de tráfico.  

“Todavía estamos empezando. Poco a poco.-comenta un agente.-Pero tenemos que ir más por los barrios”. Las calles del centro de la ciudad son las que más preocupan porque reciben la mayor cantidad de tráfico, sobre todo el procedente del área metropolitana, pero la propia presidenta de la Federación de Vecinos, Luisa Varela, señala que en los barrios periféricos. “Muchos incumplen la ley. y somos los primeros en pedir que se tomen medidas contra la doble fila”. Como usuaria del transporte público, Varela sabe lo que es quedarse detenida a bordo de un bus porque un coche estaciona en un carril con suficiente espacio para que circule un turismo, pero no el transporte público, y ese comportamiento le indigna. 

Sin excusas
“Si hay que poner multas, se ponen”, sentencia. Y recalca que no contar con espacio para aparcar no es una excusa para no cumplir con la normativa: “Los demás damos vueltas, vueltas y vueltas para aparcar. O si no, que se alquilen una plaza”. Pero más allá, reconoce la necesidad de crear nuevos aparcamientos disuasorios para que tanto vecinos como visitantes puedan mantener allí sus vehículos y desplazarse por el centro en transporte público, ya sea autobús o taxi. 

Para el visitante ocasional llegado del área metropolitana, el centro de la ciudad cuenta con numerosos aparcamientos públicos, pero los residentes en los barrios necesitan un lugar donde estacionar su coche casi permanentemente. Durante el anterior mandato se abrió al público un aparcamiento frente al Ágora, que ha ayudado a paliar el problema tanto de los vecinos de O Ventorrillo como de Agra do Orzán, pero no es suficiente. También se abrió uno más pequeño en Lonzas, en 2015, con capacidad para 176 vehículos. 

Cambios 
Por eso Varela considera que es necesario instaurar un plan de movilidad. Lo cierto es que planes de movilidad existen unos cuantos, pero implantarlo siempre ha sido un trabajo delicado. En el caso de los cambios de rutas de bus, el actual Gobierno local no parece que vaya a seguir a rajatabla el plan trazado por Salvador rueda, a pesar de que el PSOE de Javier Losada le pagó un informe, y la Marea Atlántica, dos. Y con los aparcamientos disuasorios sucede algo parecido. 

A diario entran y salen cerca de 50.000 vehículos de la ciudad. Expertos en movilidad señalan que, aunque el sistema está funcionando, se ve lastrado por la falta de ejecución del plan sectorial de aparcamientos disuasorios de 2012 que contemplaba once de estas infraestructuras rodeando la ciudad (con 4.000 plazas) y de los que a día de hoy, solo se ha materializado el de Lonzas.

La Xunta siempre mostró un interés especial por este plan, que tardó dos años en desarrollar, sugiriendo emplazamientos y ofreciendo fondos. Sin embargo, no todos municipios del área compartían ese entusiasmo. Según fuentes cercanas, porque el problema afecta básicamente a la ciudad de A Coruña, y no existe una demanda especial en establecer unos sistemas eficaces de transporte público: “A los alcaldes les es muy fácil echar balones fuera”.

En realidad, se construyeron dos estacionamientos en los lugares sugeridos por los expertos de la Xunta: el de Lonzas, y el de Bastiagueiro, en Oleiros. Sin embargo, a juicio de los expertos, ninguno de los dos cumple con los requisitos para ser considerados disuasorios. La falta de estos aparcamientos, cuyo proyecto se presentó en 2012, limita el efecto del bus interurbano como el que la Xunta puso en marcha durante el año pasado.

La Policía Local apunta a los barrios en su campaña contra la doble fila

Te puede interesar