La Policía es la principal víctima de los delitos de odio que registró el 092

La Policía es la principal víctima de los delitos de odio que registró el 092
Las pintadas contra la exposición sobre el sindicalismo coruñés aparecieron en mayor del año pasado | pedro puig

La Policía Local registró por primera vez el año pasado en su memoria los delitos de odio en los que había intervenido. Según el Ministerio de Interior, se trata de infracciones penales en las que el objetivo se elige por su conexión con un grupo. Lo habitual es que dicho grupo sea elegido por su origen, sexo, raza o color pero en el caso de A Coruña, es la profesión: de los cinco casos recogidos, tres afectaban a la Policía. Los mismos agentes señalan que esta clase de delitos no suelen tener mucho recurrido: “Lo normal es que acaben convertidos en cargos por injurias”
Eso fue lo que ocurrió con uno de los pocos casos que saltó a la luz pública el año pasado: el de un sujeto que, según recuerdan los propios agentes, estaba furioso porque la grúa municipal había retirado su coche mal estacionado. El conductor en cuestión decidió ventilar su malestar a través de las redes sociales donde calificó al policía municipal que le sancionó de “descerebrado, cabrón, muy perro de mierda” y al que deseó que sufriera “un buen cáncer de cráneo”. También se dirigió al cuerpo del 092 en general a los que tachó de “pokemons de mierda, putos locales acomplejados, chacurras y putos recaudadores” entre otras lindezas que le costaron una multa de 270 euros.
Curiosamente, los otros dos delitos de odio a la Policía fueron protagonizados por menores, que decidieron expresar su rechazo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de un modo más analógico: con pintadas. Uno de ellos llenó el barrio de A Zapateira de grafitis en los que podía leerse “All cops are bastards” (Todos los policías son unos bastardos) o ACAB o 13:12, por el valor numérico de cada sigla. El castigo se limitó a obligar al adolescente a borrar las pintadas.
Algo parecido ocurrió con otro menor que había realizado alguna que otra pintada en su centro escolar, y que también fue descubierto y reprendido. En cambio, nunca fueron descubiertos el o los sujetos que cometieron un acto vandálico contra la muestra que homenajeaba el sindicalismo coruñés cuando se encontraba en la plaza de Tabacos, en mayo del año pasado, y que apareció cubierta de pintadas “No al comunismo” o “Paracuellos”.
Convivencia
Los otros dos casos fueron muy distintos. En uno de ellos, una mujer decidió ventilar su enfado con su compañera de piso colgando pasquines por el barrio en la que la llamaba “puta latina”. El último un hombre mantuvo una discusión con su casero, en el transcurso de la cual le amenazó aludiendo a su condición sexual.
La víctima acudió a la Policía Local. Casi medio año después, el casero fue condenado a pagar una indemnización a la víctima y también tuvo que hacer frente a una multa económica. l

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