La polémica con los okupas de Palavea se agrava tras una agresión

La polémica con los okupas de Palavea se agrava tras una agresión
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Durante la noche del miércoles se produjo un incidente violento entre uno o más okupas y un vecino que sufrió numerosas contusiones. Es casi lo único en que coinciden ambas partes en una historia de desencuentros que comenzó hace unas semanas, después de unos seis meses de okupación ininterrumpida del número 56 de la calle Bustos. Los okupas, todos ellos de familias jóvenes con menores a su cargo, alegan que si se han instalado allí ha sido obligados por la necesidad y que no causan problemas, mientras que la asociación de vecinos del barrio se muestra preocupada por los incidentes violentos y espera que las autoridades tomen medidas cuanto antes y tapien esos problemáticos edificios.

“Problemas con el edificio de Epamar siempre los hubo, pero hasta ahora estuvieron escondidos. Ahora existe una sensación de inseguridad. Intentaron entrar en alguna casa, se agreden entre ellos, arman escándalos... El ambiente está enrarecido”, asegura el presidente de la asociación de vecinos, Manuel Gómez, a pesar de que los okupas nieguen todas estas acusaciones.

La Policía Nacional, que patrulla la zona constantemente para evitar nuevos enfrentamientos, no ha llegado a arrestar a nadie.

Piedras y peleas

Fueron testigos los que llamaron a las autoridades cuando, pasadas las diez de la noche, subió una multitud compuesta por cerca de dos docenas de personas por la calle (la mayoría de las cuales no residen en Palavea) y procedieron a desalojar del portal los patinetes y bicicletas que pertenecen a los niños de las familias okupas. También arrojaron piedras contra el portal, según denuncian los okupas, que esgrimen videos del suceso como prueba.

El enfrentamiento que causó lesiones al vecino tuvo lugar poco después. Según la pareja de la víctima, los okupas acudieron a su casa de noche, llamaron a la puerta y cuando les abrió, le agredieron entre varios causándole contusiones que acabaron llevándole al hospital, de donde salió poco después, sin ningún hueso roto Los okupas niegan este extremo, y aseguran que uno de ellos trató de proteger a su mujer embarazada.

Pagos de 50 euros

La disputa entre los okupas y una única vecina, esposa de la víctima. Su relación era cordial en un principio. Los okupas van más allá y aseguran que les invitó a instalarse allí. Uno de ellos afirma que le habría pagado 50 euros en concepto de alquiler y por conectarse a la red eléctrica pero que dejó de hacerlo hace unas semanas, y entonces comenzó el problema. La aludida lo niega tajante: “No saben ni por donde salir”.

Un okupa vive en un piso sin dueño conocido. El otro sí tiene un propietario, cuyo okupa conoce, pero asegura que le dejó vivir allí hasta poco, cuando presentó una demanda por un delito de usurpación contra él. El interesado insiste en negar todas y cada una de las acusaciones que le hacen parecer un elemento problemático y violento, como el trapicheo de drogas, palizas, robos, alquiler a otros okupas (por 50 euros) y amenazas. Asegura que solo trata de salir adelante con sus hijos y su mujer embarazada y asegura que se culpa por los actos de terceros que visitan los edificios.

La polémica con los okupas de Palavea se agrava tras una agresión

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