La planta de Alcoa debatirá el lunes el resultado de la subasta

A falta de que se sepan los resultados oficiales, los rumores apuntan a que Alcoa no ha conseguido toda la energía eléctrica que necesitaba en la subasta de incentivos por interrumpibilidad que se celebró esta semana, lo que podría poner en peligro el futuro de la planta de aluminios coruñesa. El presidente del comité de empresa, Juan Carlos Corbacho, señala que todavía no se  ha confirmado. “A mí, por lo menos, la empresa no me ha comunicado nada”, aclaró. Se espera que se haga público en la  página web de la Red Eléctrica Española (REE) el resultado de la puja. El lunes el comité se reunirá para debatir la situación, tanto entre ellos como con la dirección de la planta, que les expondrá su interpretación de los datos y sus implicaciones para los casi 400 trabajadores de la plantilla coruñesa.
El año pasado, Alcoa había conseguido comprar 150 millones de euros, aunque en el último momento, alejando así la amenaza del cierre de una de sus plantas más pequeñas, como la de Aviles o la de la propia A Coruña, pero ya entonces los empleados, que habían mantenido una larga campaña de movilizaciones, habían advertido que el sistema anual de subastas de la Red Eléctrica les concedía solo un pequeño respiro. Un respiro que ahora puede haberse acabado. 

Bloques pequeños
Según informa elEconomista.es,  la compañía se hizo con tres bloques de 90 megawatios por asignación directa, pero se retiró de la puja que debía ganar para conseguir el resto, de manera que, aunque consiga energía para su planta de San Cibrao, puede que no haya logrado hacerse con suficiente electricidad para sus fábricas más pequeñas, las de Avilés y A Coruña.
Por el momento, nada es seguro. La subasta concluyó ayer, pero se sigue a la espera del anuncio de la Comisión Nacional de Mercado de Valores (CNMV).  
Por su parte, el conselleiro de Industria, Francisco Conde, aseguró el lunes que hay que trabajar para conseguir una mayor estabilidad en el futuro de las empresas que dependen de ella. En el proceso, participan todas las compañías electrointensivas (que necesitan grandes cantidades de electricidad) y lo que se pone en juego es la capacidad para desconectarse de la red cuando es necesario pro necesidades de servicio, lo que abarata el coste de la energía y les permite competir.